¡Que cuarenta años no son nada¡

!

¿Os acordáis de aquel tango que decía algo así como…

”Que veinte años no es nada… ?…

Y yo añadiría… “cuarenta, casi nada”

Dicen los expertos que para bailar el tango se necesita por lo menos un curso completo…

Sin embargo, para aparentar menos edad de la que se tiene, basta con proponérselo.

Os lo digo desde la experiencia “anti edad” que me ha dado mi profesión, avalada por mi vocación y por mi interés en cuantas innovaciones, congresos y profesionales vanguardistas existen, para poder ofreceros siempre lo ultimo y mejor en el terreno de la salud-belleza

Hoy ya no se puede hablar de cuarenta años, sino de cuarenta años y algo más.

Activa, dinámica y sin ningún signo de relajamiento…

Sin ninguna intención de dejarse atropellar por la edad, a pesar de que el rostro pierde insidiosamente la nitidez de su contorno, las mujeres ya no estamos dispuestas a “dejarnos llevar”

Hay que reconocer que los rasgos se debilitan, y que el ovalo facial se deforma,  y que pierde esa pureza que le confiere al rostro su juventud y belleza.

Pero pese a que este fenómeno es ineludible, hoy en día puede evitarse.

Para responder con firmeza, y nunca mejor dicho, a estos problemas, se han creado tratamientos increíblemente eficaces, que reposan sobre tres efectos complementarios: lifting, drenaje y firmeza duraderos.

No las olvidéis, porque son tres palabras clave que intentan fortalecer la piel de forma duradera, porque este logro siempre se encuentra en el centro del proceso científico del rejuvenecimiento

Es decir, la ciencia lucha por un ovalo con el perfil de antaño.

Para ello se utilizan activos de poderoso efecto lifting, destinados a estimular la síntesis de las proteínas, que forman las fibras de anclaje de la estructura cutánea, para que puedan volver a sujetar la epidermis sobre la dermis.

¿Los resultados?…

Son muy altos  y siguen mejorando al cabo del tiempo si se actúa con constancia

Un sueño cumplido: saber que podemos estar mejor y mas guapas, y con el ovalo dibujado…

Que veinte años no es nada, y cuarenta tampoco…