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Una bajada de tensión puede hacer que nos desmayemos y que nos caigamos, entre otras cosas. ¿Cómo debemos actuar cuando nos baja demasiado la presión arterial?
La presión arterial es la presión que hace nuestro corazón para hacer que la sangre salga del corazón y pueda ir a las arterias y vasos sanguíneos para distribuirse por todos los órganos del cuerpo. Gracias a la tensión arterial nuestro cuerpo puede recibir la sangre necesaria para poder funcionar bien, ya que la sangre aporta oxígeno y nutrientes vitales para su buen funcionamiento.
En el momento que falla la tensión arterial significa que no puede bombear bien la sangre, y que no llegará suficiente sangre al resto del cuerpo (órganos, células y estructuras del cuerpo). Por eso es muy importante que nuestro corazón bombee con normalidad, es decir, que la presión arterial sea la correcta. A veces pensamos que sólo es malo si tenemos valores de tensión altos pero también puede ser peligroso si los valores son bajos.
La tensión arterial está controlada por el sistema nervioso autónomo. Cuando estamos en reposo, la presión arterial sistólica (es decir, la que solemos llamar como la alta), varía entre 100 y 129 mmHg y la diastólica (la mínima) entre 80 y 90 mmHg. En el momento que nos movemos o hacemos alguna actividad, la tensión aumenta e incluso puede llegar a 180 y 100 mmHg. Por es siempre hacemos que la gente repose antes de tomarle la tensión, porque sino serían valores alterados propios del ejercicio que se haya hecho. Aunque sólo hayamos andado, ya sube.
¿Qué puede afectar al equilibrio de la presión arterial?
El ritmo y fuerza de bombeo del corazón, el estado del árbol vascular y la cantidad de líquidos y sal que existen en el organismo son los que mantienen el equilibrio de nuestra presión arterial. Dependiendo de estos factores tendremos la tensión arterial normal, baja o alta.
Hay otros factores que pueden hacer que lleguemos a tener una bajada de tensión como tener una menstruación intensa, padecer hemorragia estomacal, tener una alteración de las hormonas implicadas en la regulación del sodio e incluso sufrir una gastroenteritis. “Cualquier cosa” que signifique deshidratación, desequilibrio del sodio corporal, calor intenso o cambios en el bombeo del corazón pueden provocar esta disminución de la tensión.
¿Qué sucede cuando hay una caída en la presión?
Primero de todo hay que saber que hay situaciones que favorecen que se de esta bajada tensional. Por ejemplo, si estamos en una habitación o espacio con temperaturas muy altas y una humedad relativa elevada seguro que nos baja la presión. Sobretodo si además se realiza un esfuerzo físico que hace que nuestros mecanismos de regulación corporal sean incapaces de regular la presión arterial. Es normal que nos baje la presión arterial en lugares calurosos porque en el cuerpo se produce una vasodilatación periférica para intentar llevar más sangre a la zona vascular subcutánea y así favorecer la dispersión térmica. Sería algo parecido a los radiadores de los coches.
El problema está cuando la persona en concreto tiene un reducido volumen de sangre circulante. Esto puede darse por haber sudado mucho y no beber lo suficiente, o si se toman ciertos medicamentos o alimentos diuréticos que promuevan la pérdida de líquidos. Esto aumenta el flujo sanguíneo y se traduce en una hipotensión arterial.
Cuando esto ocurre la persona puede sentir cansancio, fatiga, mareos, palpitaciones (porque el corazón tiende a compensar la caída de la presión con una taquicardia refleja), puede que la persona que borroso, e incluso pérdida de la conciencia (síncope o desvanecimiento) si falta oxígeno o glucosa. Cuando la persona se desmaya es mejor mantenerla estirada ya que es un mecanismo de defensa propio del cuerpo para que pueda llegar sangre (y oxígeno) al cerebro.
¿Qué ocurre cuando se da una bajada de tensión?
El cuadro de síntomas típico de una bajada de tensión son mareos, se nubla la visión, cansancio o debilidad repentinos y si el oxígeno y la glucosa no pueden alcanzar el cerebro se produce un síncope o desvanecimiento.
¿Qué es la termorregulación?
Para que nuestro cuerpo funcione correctamente debe mantenerse dentro de unas temperaturas en concreto. Es decir, el cuerpo sólo tolera oscilaciones de entre 36,00 y 40,00 ° C (Ver más sobre la temperatura corporal en este enlace: Temperatura corporal). Cuando estamos por encima o por debajo de estas temperaturas es cuando empiezan los problemas.
Cuando nos movemos producimos calor. Este calor debe ser dispersado porque sino nuestro cuerpo iría aumentando de temperatura y eso sería totalmente incompatible con los procesos enzimáticos necesarios para la vida. ¿Cómo conseguimos dispersar la temperatura? El principal mecanismo que usa nuestro cuerpo para que no nos calentemos demasiado es el aumento de la sudoración. Por eso sudamos más contra más calor tenemos. El otro mecanismo es hacer que la sangre vaya hacia la piel para que se evapore el sudor. Y fijaros si es importante este mecanismo de defensa que tenemos ante el calor que el cuerpo, si se encuentra en un espacio caluroso y húmedo, activa el mecanismo de termoregulación aunque esto suponga tener que padecer una hipotensión secundaria.
¿Quién puede padecer una hipotensión secundaria?
Todo el mundo en algún momento puede sufrir este tipo de caída de tensión, ya que depende sobretodo de los factores externos en los que nos encontremos. De todas formas, las personas que sufren de presión arterial baja son especialmente vulnerables a sufrir estos episodios. Especialmente las mujeres de 16 a 28 años de edad. Para evitar la caída de presión es recomendable beber mucha agua, comer “un poco más salado” (aceitunas, jamón, patatas…) y evitar realizar mucho esfuerzo físico durante las horas más calurosas del día.
¿Qué hacer si aparecen síntomas de una caída de presión?








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