Juego con fuego porque me das lo que te pido, ten cuidado porque te quemarás, me dices, pero siempre quiero más, mucho más. Estoy ansiosa por probar tus labios de nuevo, sentir tu aliento caliente sobre mi cuello donde quemas dejando rastros de tus besos calientes, tus manos me provocan con cada roce mi cuerpo responde a ti susurrando entre suspiros
Que te quede muy claro que eres mi adicción y nunca me voy a cansar de ti, eres un veneno tan delicioso que cada vez me vuelves mas loca, aumentas mi locura cuando desde el primer instante arrancas mi ropa a girones tirándola sobre el suelo negro del hotel, lo sabes.
Adicción. Sexual. Sexo. Y por supuesto nada de amor, esas son palabras mucho mas grandes como para catalogar nuestra relación. Lo que pasa es que se nos olvidan los sentimientos profundos y nos enfocamos en los sentidos, los ampliamos. Los notamos porque nos gusta como nos entendemos en la cama, es demasiado delicioso, estamos tan pegados que nuestras respiraciones calientes respiran al unísono y el sudor resbalaba por nuestro cuerpo, pero no importa el momento ni el lugar ni siquiera tu móvil sonando insistentemente en el quicio de la puerta ni la fuerte lluvia de fuera.
Te siento tan adentro, tan profundo, tan duro y provocativo que me arrancas gemidos salvajes mientras no paras de besarme. Yo no puse ninguna regla ni tu tampoco, pero nuestros encuentros siempre son así, tan pasionales que acabamos exhausto, pero eso nos encanta porque nos entendemos tan bien que nunca jamás habíamos sentido nada parecido. Estas tan alocado que tu sudor se junta con el mío y mis uñas se marcan en tu espalda.
Son las reglas. Mis sentidos se ponen firmes y los tuyos le siguen.
No puedo parar y tu tampoco quieres, somos dos jodidos locos que no pensamos en las consecuencias, quizás si alguien se entera de esto nos llamarían egoístas…pero ¿Y qué? Estoy dispuesta a seguir con esto y tu también, fue un contrato verbal entre los dos que en cada encuentro lo cerramos con un “Hasta luego”.
Me encanta ser así. Sin restricciones. Sin ataduras. Sin compromiso.
Y a ti te encanta que sea de este modo. Porque solo conmigo, en una cama de matrimonio de un hotel de cinco estrellas, solo puedes ser libre y ser como realmente eres. Todo sexo. Puro sexo. Un varonil hombre de escultura deseada y admirada por cualquier mujer…por tu mujer…esa mujer a la que encandilas durante la semana pero que en los fines de semana yo disfruto por completo de él.
Me gusta ser la otra. Adoro ser la otra. Soy egoísta.
Si.
Y tu…tu eres mi debilidad.
A la mañana del lunes cada uno tira para su trabajo y hasta el próximo viernes a la noche no volvemos a vernos.
Me deseas y te lo noto tanto en tu ansiedad por como cuando me ves me comes con tu boca de lobo feroz, con tus manos de león que desgarras toda mi ropa y tus ojos salvajes.
Eres todo un vicio, querido.
Un delicioso vicio que no puedo descartar por nada del mundo.