Ante un enfermo terminal que no ha respondido a los tratamientos y la
muerte se presenta irreversible, es necesario respetar los derechos que
la persona enferma tiene de conocer su situación. A veces esta
comunicación al enfermo resulta difícil, la sociedad actual no ayuda a
estar preparados ante esta última instancia que todos pasaremos en algún
momento. La muerte es presentada como una sombra al estado de bienestar
por lo que es mejor no pensar en ella.
Manuel Zunín, del Observatorio de Bioética Universidad Católica de Valencia, nos deja aquí unos comentarios muy interesantes del Dr. Stephen Workman, internista en el Queen Elizabeth II del Health Sciences Center en Halifax, Nova Scotia. Es muy importante que el paciente sepa para cuándo se preve su muerte, si no se hace así el paciente no podrá enfrentarse a ese dramático trance. Y lo mismo sucede con los familiares. No existe comunicación en el fingimiento. No se puede abandonar la persona al desconocimiento en la hora decisiva de su vida. Ideas claras para abordar este tema difícil, que exige fortaleza y caridad por parte del personal sanitario.