Que el segundo parto duele menos? Ja!
Ya escribí sobre la experiencia de tener y criar al segundo hijo y lo diferente que es respecto a cuando somos primerizas en todo. Al menos en mi caso tanto el embarazo como después el postparto podría decir que han sido mejores emocionalmente hablando, los he pasado mucho más relajada y menos obsesiva. Pero... y el parto?! Eso es otro tema. En esa entrada no lo saqué porque bien merece un post a parte y en exclusiva.
El parto de mi segundo hijo no tuvo nada que ver con el de la primera. Para dar a luz a Miss estuve preparándome en las clases de preparación al parto, que no pisé estando embarazada de Míster. Y me sirvieron, aunque sólo fuera para concentrarme en la respiración durante las horas en las que Miss decía que quería salir pero no acababa de decidirse. Por supuesto me dolía, me dolía mucho, pero fui capaz de no soltar un ay! más fuerte que otro; estaba súper mentalizada y todo lo relajada que podía estar dada la situación, sin perder el control ni la compostura en ningún momento del parto. Vamos, que fui toda una campeona. Conocía casos en los que parir había sido "un pedo", de no enterarse, así que por qué no iba a pasarme a mí igual mi primera vez? Oye, a lo mejor ni me enteraba. Y así de positiva estaba yo que estoy convencida de que esa actitud influyó en mi aguante. Eso sí, nada más parir dije que una y no más, que yo no volvía a pasar por esto.
Embarazada de Míster no recuerdo haber tenido miedos o pensamientos negativos sobre el parto, incluso creo que estaba muy relajada y tranquila cuando entré en la sala de dilatación, a la que fui directamente sin pasar por habitación - con Miss estuve en la habitación hasta que me vieron "preparada" y pasé a partos -. Nada más ingresar me pincharon la primera de las tres dosis contra el estreptococo, que me había salido positivo, al igual que en el embarazo anterior. Tenían que ponerme dos más, así que no interesaba acelerar demasiado el parto, aunque por otro lado había que hacerlo por falta de líquido en la placenta. En cierto momento me indujeron con oxitocina, y ahí empezó el calvario. No recuerdo en qué momento me pusieron la segunda dosis contra el estreptococo, pero sé que tuve que aguantar más dolor del humanamente aguantable para que diese tiempo a poner la tercera, que juraría que pusieron en la sala de partos y que por supuesto no dio tiempo a que hiciera efecto.
Sé que muchas habéis pasado por los mismos dolores que yo, y seguro que varias los habéis tenido peores y durante más tiempo, pero el grado de descontrol que alcancé... Eso creo que no debe ser muy común, o es que la mayoría tenéis más vergüenza que yo y no lo contáis - ni lo enseñáis, que mi parto lo han visto amigos y amigas por gracia de mi marido -.
Para que os hagáis una idea, sólo que Papagoloso estaba a mi lado abanicándome y el móvil grababa desde una estantería
En el segundo parto hasta las ratas de las alcantarillas cercanas debieron oírme. Nadie sabe lo que me dolió cada segundo desde que empecé con las contracciones fuertes tras la oxitocina hasta que el enano salió por completo. Y recuerdo que en los pocos momentos de lucidez que tenía mientras estaba en el potro (que horror de nombre) me sentía fatal porque imaginaba que el resto de parturientas que había en otras salas (de parto o de dilatación) al oírme estarían acojonaditas por lo que les esperaba. Menos mal que fue bastante rápido todo, de hecho hubo situaciones en las que tuvieron que saltarse el protocolo porque no daba tiempo, como al llevarme a la sala de partos o al ponerme la puñetera epidural que no hizo efecto.
Y en un momento de gritos e histeria por mi parte mientras empujaba:
- Mira, si te asomas le ves la cabeza y se la tocas
- NOOOOO, QUE SALGA YAAAA!!!!!!
- Venga, dos empujoncitos más y está fuera
- DOCE!?
- Dos
- UAAAAAAAAAAAAAAAAAA (mientras empujaba con todas mis fuerzas)
- Venga, que está casi
- IAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
Y a pesar del fuerte dolor, la experiencia de notar cómo va saliendo tu hijo, cómo cada parte de su cuerpecito va rozando el tuyo, es maravillosa. Es lo que me llevo del parto tan doloroso. Y lo bien que me encontré al instante. Ya con Miss me planteé no ponerme la epidural porque quería notarlo todo, pero en cuanto el dolor empezó a ser más intenso la pedí.
PD: He estado meditando la posibilidad de incluir en este post parte de la grabación del parto, lo que seguramente me habría hecho subir en el ránking Madresférico unos cuantos puestos y que se hablara de mí durante al menos unas horas, pero por varias razones obvias no lo he hecho.
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