Revista Opinión

¿Qué es el ciclo de la violencia?

Publicado el 05 agosto 2018 por Carlosgu82

El “ciclo de la violencia” es un esquema sencillo que permite entender la dinámica que atrapa a las mujeres en relaciones con violencia física:

Lo primero que hay que tomar en cuenta es que el acto violento no aparece sin avisar: le anteceden actitudes inapropiadas y conductas hostiles. Inicia con gestos y palabras. Una vez que la violencia física forma parte de la dinámica de la relación, se dan las siguientes etapas cíclicas:

La pareja vive una tensión creciente, acumulando incidentes en los que el agresor muestra una actitud de rechazo hacia la mujer. Ella minimiza o reprime lo que pasa e intenta no hacer algo que el agresor tome como detonante de su ira. Inicia la violencia verbal, por ejemplo, con insultos, y la violencia física leve, por ejemplo, con empujones. La mujer sufre angustia a tal grado que puede llegar a desear que el agresor explote de una vez, para terminar con la tensión.

Y ocurre. El agresor ataca cuando cualquier incidente desborda la tensión que ha estado acumulándose. La mujer suele haber aprendido que si intenta disuadirlo o defenderse puede enfadarle más, así que no opone resistencia. Suele estar aterrorizada y tener la impresión de que está presenciando el ataque a otra persona.

Cuando el agresor nota el daño que causó, usualmente siente remordimiento y pide disculpas; le recuerda a la mujer –quien fue educada para ayudar- cuánto la necesita. Ella está obnubilada y tiende a aislarse. En algunos casos, el sentimiento de culpa hace enojar al agresor y hay un nuevo ataque.

Si la víctima disculpa el episodio, normalmente inicia la fase de luna de miel, en la que el agresor trata de redimirse con buen trato, a veces con regalos. Promete cambiar. La mujer disfruta esta fase hasta que poco a poco regresa la normalidad y la tensión creciente.

Con el paso del tiempo, la luna de miel dura cada vez menos. Si el agresor aprende que la mujer no se irá, se elimina esta parte del ciclo. A veces la mujer intensifica su esfuerzo por “arreglar” la relación para volver a vivir esa luna de miel que conoció; a veces se conforma con que los periodos de tensión se alarguen para que el siguiente ataque tarde en llegar.

En cualquier caso, los ataques van siendo cada vez más peligrosos.

Las mujeres en esta situación están sufriendo y están en riesgo. Lo último que necesitan es ser juzgadas por sus conocidos y familiares. Erradiquemos frases como “también ella tiene la culpa porque se deja”. Tratemos de comprender lo que es estar atrapada, lo que es vivir con miedo.


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