El fibroadenoma es el tumor benigno más común de la mama y es típico que aparezca en edades tempranas de la vida. Muchos de ellos pasan desapercibidos y se descubren más tarde.
Es corriente que haya más de un fibroadenoma en la misma mama y que exista en ambas no es infrecuente. No suelen doler aunque pueden causar molestias cuando crecen de forma rápida, suelen ser redondeados, duros y más o menos móviles a la palpación.
Los estrógenos influyen en su desarrollo y por ello pueden aumentar de tamaño durante los embarazos o cuando la mujer recibe tratamiento hormonal. Sin embargo, no experimentan cambios, a diferencia de las alteraciones fibroquísticas, durante el ciclo menstrual.
Su tamaño no suele ser mayor de 3 a 5 centímetros, aunque a veces se hacen tan grandes que obliga a su extirpación quirúrgica inmediata.
Un fibroadenoma es el tumor benigno más común de la mama y el tumor mamario más común en las mujeres menores de 30 años.
Las mujeres de raza negra tienden a desarrollar fibroadenomas con más frecuencia y a una edad más temprana que las mujeres blancas.
La palpación mamaria junto a la ecografía constituye el mejor método de diagnóstico y de control de estos tumores benignos. En casos de duda hay que recurrir a la punción de estos tumores, aunque en muchas ocasiones se obtiene apenas material para analizarlo.
Si bien pueden llegar a ser muy impresionantes desde el punto de vista estético, como en el caso de los fibroadenomas gigantes, debe tenerse presente que siempre son tumores que conservan su benignidad y curan con la simple extirpación quirúrgica. Muchos de estos tumores requieren de la adopción de medidas estéticas reconstructivas.
El tratamiento en los fibroadenomas de pequeño tamaño consiste en el control periódico, ya que al poseer un muy bajo índice de malignización, en algunas mujeres su extirpación no es necesaria.
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