Raúl de Sagastizabal, PolíticaPress
Hot Money es el “dinero netamente especulativo”, el que entra en una economía o en un sector económico exclusivamente tras una rápida y/o enorme ganancia. Es el dinero que mueven los especuladores netos, los especuladores profesionales, los que pasan el día buscando y rebuscando en qué momento y en qué plazas financieras ganar un poco más. Es el dinero que se marcha repentinamente de esa economía ni bien encuentra mayores ganancias en otro lado.
Por cierto no hay consenso entre economistas, o incluso entre autoridades gubernamentales, sobre las ventajas y desventajas de la especulación. Tampoco hay consenso sobre la diferencia entre la especulación “positiva” y la especulación “neta”, profesional. Aunque tras la crisis de 2008 y los problemas actuales del mundo desarrollado parece asomar cierto acuerdo contra esta última.
Respecto de la primera algunos académicos sostienen que la especulación es un elemento positivo del mercado y del crecimiento económico y que sin toma de riesgos no hay progreso económico. Y en este bando se enrolan los que se oponen a gravar la actividad financiera en general, argumentando que muchos países necesitan capitales de riesgo y otros liquidez, y que un gravamen a todas las operaciones financieras desalentaría la afluencia de capitales con fines de inversión.
Sobre la segunda, alcanza el sentido común para sentenciar que no hay ventaja alguna para economías o personas, salvo el lucro de quienes especulan. Entre los primeros están los que apuestan que determinado activo o bono va aumentar y hacen su inversión, y si el aumento no se produce pierden su dinero y su ganancia.
Para los segundos, por el contrario, no hay riesgos ni pérdidas. Inventan mecanismos de transferencia de riesgos, como los derivados complejos que implosionaron en la crisis de los activos tóxicos americanos, o mecanismos “de salida” que les permiten evitar todas las pérdidas. Son además los que impulsan las corridas contra bonos soberanos y los compran entonces a precios de regalo y luego negocian ser parte en acuerdos de rescate a valor nominal o los transfieren en el marco de esos acuerdos a valores superiores al precio de compra.
Puede haber “inversionistas” que pierdan, pero nunca “operadores” que pierdan, porque éstos tienen un negocio de medios, no de resultados, y los millonarios “bonos” o compensaciones que cobran están vinculados a los fondos de inversiones que consigan y no a los resultados de la operación.
Con la liberalización de los mercados y la libre circulación de capitales los inversionistas hacen sus apuestas en todas o casi todas las plazas del mundo, en la medida que lo admita la regulación respectiva. En general la especulación es más rentable en operaciones transfronterizas, aunque deja también sus ganancias en el seno de mercados internos. Durante décadas el FMI y los organismos multilaterales de crédito defendieron a ultranza la apertura irrestricta de los mercados de capital y se opusieron a todo tipo de controles al respecto e incluso impusieron a sus países miembros en el marco de las consultas del Artículo IV y de los programas de ajuste y reforma, la eliminación de tales controles; pero ahora que el mundo desarrollado está arrinconado por la especulación esa receta ha cambiado y aconsejan imponer controles a la entrada y salida de capitales.
Con la tecnología y con el conocimiento de los mercados de hoy en día no es difícil distinguir una “inversión” de riesgo en un sector productivo de mediano o largo plazo, de una operación especulativa. Entre estas últimas están todas las operaciones de un día para otro o de muy corto plazo, con derivados, o seguros de impago y la compra de bonos soberanos por instituciones del sector financiero no reguladas, o por fondos de cobertura, por mencionar algunas pocas.
En algunos mercados no hay restricciones para ninguna operación, en otros están reguladas las operaciones en corto o la salida de capitales a corto plazo, y en otras está permitido el ingreso de capitales extranjeros con destino a inversiones directas, pero no para operar en el mercado de capitales. Pese a esto último los especuladores se las arreglan para ingresar y salir de esos mercados.
Demasiados años de especulación y avaricia hacen difícil cambiar este comportamiento entre los operadores financieros. Es harto complejo que los mismos acepten rebajar el nivel de ganancias tan fácil e impunemente obtenidas. La única solución es controlarlo, gravarlo y sancionarlo a nivel global.
Dada la situación americana y europea debería hacerse sin demora; sin embargo no hay a esta altura certezas al respecto.
Nota de referencia:
La siguiente es una selección de los comentarios formulados en una entrevista de enero pasado por Liu Wei, Director-General del Departamento de Asuntos Generales de la Administración Estatal de Divisas de China, sobre el problema que el hot money representa para las economías emergentes, tal como se publican en la página web del organismo[i]:
El Hot money se ha convertido en un serio problema para las economías emergentes.
Con respecto a los mercados emergentes, debido a su sostenido crecimiento económico, los diferenciales de tasas de interés entre la moneda local y las monedas extranjeras, y las expectativas de una apreciación del renminbi (yuan), China se ha convertido en un imán para el capital internacional.
No todo el capital que ingresa entra en la categoría de hot money. China procura en forma continua facilitar el comercio y la inversión, a la vez que mantiene una estrecha vigilancia sobre el control de capitales y ha adoptado una serie de medidas de política para poner freno a la afluencia de fondos de arbitraje especulativo de corto plazo. Por lo tanto no hay margen para la afluencia legal de hot money a China.
No hay consenso sobre la definición de hot money. En realidad el capital a largo plazo y a corto plazo son intercambiables, y es difícil trazar una línea entre inversión y especulación. En economías con libre afluencia de capitales, por hot money se hace referencia al dinero que ingresa y sale rápidamente del país, con la finalidad de obtener ganancias especulativas a corto plazo.
Es preciso reflejar plenamente la realidad al evaluar el verdadero volumen de hot money. Como éste generalmente se disfraza como afluencia legal de capitales, una simple fórmula matemática difícilmente pueda revelar el volumen que corresponde a fondos especulativos.
El hot money que logra ingresar a China con fines netamente especulativos y sin vínculos con una operación de comercio o inversión real, generalmente se aprovecha de canales muy abiertos y con mínimos requisitos de ingreso, como el comercio de cargas, el sector de los servicios y las inversiones directas. Los infractores encubren sus fines ilegales bajo operaciones aparentemente legales, lo que les permite violar o eludir las normas respectivas.
El hot money que llega a China tiene las siguientes características: Primero, ingresa bajo algún ardid. Como no está autorizado el movimiento de este tipo de fondos, en general logra ingresar o salir del país violando las leyes o reglamentos o evadiendo su cumplimiento, fingiendo ser operaciones legales de comercio o inversión, o mediante otras ficciones. Segundo, es muy complicado. En algunos casos va en busca de las ganancias que deja la diferencia entre las tasas de interés internas y externas o los tipos de cambio a corto plazo, en tanto que en otros está más interesado en las ganancias de corto a mediano plazo provenientes del aumento del precio de los activos. Tercero, llega en diversas formas, lo que hace difícil detectar la verdadera naturaleza de las transacciones ocultas. Sin embargo los movimientos de hot money van dejando rastros que pueden ser utilizados como pistas para localizar su verdadero destino y revelar el engaño.
La naturaleza especulativa del hot money determina su constante y desenfrenada carrera por mayores ganancias, donde quiera que éstas estén, y con esa lógica, la violación de las leyes es apenas un pequeño precio a pagar.
Para prevenir y combatir el dinero especulativo debemos adoptar un enfoque de dos frentes. A la vez que promovemos firmemente la facilitación del comercio y las inversiones, debemos fortalecer nuestros mecanismos de supervisión y alerta temprana sobre los flujos de capital, adoptar medidas para impedir las actividades de arbitraje transfronterizas, y prevenir los impactos devastadores sobre las fluctuaciones de los precios internos de los activos y el aumento de riesgos financieros que provoca la entrada o salida masiva de hot money.
Los países en desarrollo son nuevamente el destino de flujos de capital especulativos, cuyo volumen ha alcanzado ya los niveles previos a la crisis, haciendo que las monedas locales se aprecien y surjan burbujas en el precio de los activos. Muchos de esos países están aplicando reglamentos de prudencia sobre el capital para contener tales flujos. No obstante, éste podría ser sólo un remedio parcial del problema; esas medidas deberían estar asociadas a la acción de los países desarrollados en el mismo sentido, para encaminar plenamente el capital a usos productivos y evitar futuras crisis.
___________
i] Liu Wei, Director-General of the General Affairs Department of the SAFE Commenting on Hot Money Issues in an Interview with Century Weekly, Entrevista publicada en Century Weekly (no. 2, 2011) y en www.caing.com
Artículo tomado de PoliticaPressUna mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización