Si es tu primera visita, me gustaría darte la bienvenida que te mereces.
Entonces, todo eso de la nutrición evolutiva, el Método Natural de Ejercicio Físico, la sincronización con el ciclo circadiano o las relaciones sociales, ¿no vale para nada? Claro que vale, y mucho. Aunque tal vez no tanto como la forma en que interpretamos y experimentamos la realidad que “nos toca” y/o elegimos vivir.
Lo he dicho mil veces. Comer, moverte, dormir o relacionarte como un cavernícola te lo va a poner más fácil, mucho más fácil, pero no es suficiente. De hecho, te recuerdo que ni eres un hombre del paleolítico ni vives en el paleolítico –para bien y para mal. Seguramente la realidad que te rodea es más incoherente –evolutivamente hablando– y compleja que la de ningún otro momento de la historia de la humanidad. Y la realidad la gestionas fundamentalmente en tu mente –sin olvidar que separar cuerpo y mente no acaba de ser lo más inteligente que podemos hacer.
Así que en esa caja de herramientas donde guardamos la paleodieta –o cómo quieras llamarla–, el movimiento natural y la coherencia biorrítimica, yo reservaría un departamento bien grande para otra herramienta más, el mindfulness. Muy probablemente tu bienestar y felicidad dependan de ello.
Qué es el mindfulness
Se pueden encontrar innumerables definiciones de mindfulness, y todas ellas giran en torno a un trinomio formado por la acción –qué estás haciendo–, el tiempo –cuándo lo estás haciendo– y el juicio –cómo interpretas lo que estás haciendo.
La definición más precisa que he encontrado es la ofrecida por Jon Kabat-Zinn, profesor emérito de medicina en la Universidad de Massachusetts y fundador de la Clínica para la Reducción del Estrés.
El mindfulness, o la atención plena, consiste en “prestar atención de manera intencional al momento presente, sin juzgar”.
Es decir, por partes:
- Prestar atención de manera intencional. Eres tú el que conscientemente decides prestar atención a lo que ocurre a tu alrededor, y no tu alrededor el que recluta tu atención aprovechándose de tus conductas inconscientes. Y por cierto, tus pensamientos y emociones también forman parte de “tu alrededor”. Quedarse embobado mirando la televisión, “sentir alivio” mientras te zampas compulsivamente un paquete de galletas o “desconectar” corriendo tres horas como un desesperado, por mucho que absorban tu atención, no es mindfulness.
- En el momento presente. Aquí y ahora. Tu atención no está en otro momento ni en otro lugar, ni pasado ni futuro, ni allí ni allá –recuerdos, expectativas, preocupaciones, sueños, miedos, ilusiones.
- Sin juzgar. Sin valorar. Sin adjetivar. Sin comparar. Sin monitorizar. Sin etiquetar. Sin calificar. Sin opinar.
A partir de hoy Escucha Tu Cuerpo, sin dejar de lado las temáticas que suele tratar, ampliará su campo de acción dedicando parte de su contenido a la práctica del mindfulness. De momento, puedes ir practicando con estos 3 ejercicios muy efectivos para tu salud mental y emocional.
Y no estaría de más –va en serio– imprimir el siguiente proverbio zen y colgarlo como recordatorio en algún lugar muy visible de tu casa o lugar de trabajo. Ta ayudará:
Cuando camines, camina. Cuando comas, come.