Sobre el DescansoPor: Yandí Luzardo
La actual cultura permanece en una aguda crisis por la inveterada costumbre del ser humano de no superar y trascender conceptos que no por viejos son correctos.
Los hombres se aferran a lo que les inculcaron por diversos medios, tomando como verdadero lo que no resiste a razones superiores. Y tan natural ven modalidades, hábitos o costumbres que rechazan "a priori", todo tipo de cuestionamientos a dichos conceptos.
Desde hace milenios se nos dice por un lado que el hombre fue castigado a trabajar por haberse portado mal en el paraíso en donde, por lo visto, "descansaba" a pierna suelta sin ningún tipo de preocupaciones ni responsabilidades.
Con el paso de los siglos, prácticas religiosas como la de dedicar ciertos días a la oración y diversos rituales, fueron paulatinamente tomando el cariz de días de asueto para ser llenados por distracciones de toda especie.
El descanso como lo entiende la mayoría de las personas, consiste en divertirse, ir al cine, o ver la diversidad de espectáculos que ofrece la televisión, cuando no emprender viajes o pasatiempos.
Tanto se ha ponderado este holgar, que no falta en las plataformas populistas la promesa permanente de reducir horas de trabajo, para que precisamente la "clase trabajadora" pueda descansar a gusto.
Hasta en el momento en que las personas pasan "a mejor vida",(cosa que estaría por verse), se les desea el "descanso eterno", dándole a esta palabra supuestamente la connotación de cierto estado pasivo de contemplación o de ubicación privilegiada ante la Divinidad.
Lo cierto es que el actual y popular concepto de descanso lleva a los seres de todas las edades a esforzarse o luchar para ganarse un tiempo para no hacer nada, permaneciendo estáticos ante cosas que los distraigan como simples espectadores, o en el mejor de los casos, enfrascándose en la lectura o platicando cosas que a los pocos minutos se habrán borrado del recuerdo de cada quién.
Veamos ahora un nuevo y revolucionario concepto del descanso. Nos dice don Carlos González Pecotche que "el verdadero descanso es el cambio de actividad"; es decir, que el descanso bien entendido, significaría llevar a cabo actividades diversas, ya que la actividad es vida y la inactividad o pasividad es signo de muerte.
Pienso que todos hemos experimentado esos días de "descanso", pegados a un televisor, en los cuales se experimenta a la postre el cansancio de permanecer estáticos.
También y constatando la afirmación referida, ¿quién no ha comprobado que los cambios de actividad, inteligentemente creados, rompen la rutina y la monotonía que puedan tener dichas actividades?.
El organismo, hasta para dormir necesita de movimientos y cambios de posición.
"El agua que se estanca se pudre", y al contrario la que está en movimiento se purifica.
En la Creación todo es signo de actividad permanente y las diversas formas de vida que cuanto más evolucionadas son más activas, como lo podemos percibir claramente en los cuatro reinos, el mineral, el vegetal, el animal y el hominal.
Naturalmente que el gran secreto consiste en ir ampliando progresivamente el marco de las propias actividades, jerarquizándolas y perfeccionándolas día a día con lo que la existencia cobrará nuevos impulsos al sentirnos partícipes de proyectos y objetivos de mayor valor.
De esa manera se habrá vencido la inercia y la pasividad, especialmente la mental, que tanto ha impedido que el hombre labrara un destino mejor con el esfuerzo inteligente, el empeño y la constancia.
El día que este nuevo concepto del descanso arraigue en la sociedad, no solamente se habrán ido resolviendo los problemas que tanto la agobian y que hoy aparentemente no tienen solución, sino que se habrá ganado el tiempo para dedicarlo al cultivo de valores superiores y al solaz que satisface al espíritu: la expansión del sentir que proporciona la convivencia de las almas identificadas en nobles ideales.
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