Revista Economía
El principal problema que la mayoría de las empresas tiene con el término “estrategia” es que no entienden realmente lo que significa. La principal confusión probablemente proviene del origen militar de la palabra. Estrategia, como término, se deriva del griego strategos (ΣΤΡΑΤΗΓΙΚΗΣ) que une la palabra ejército (stratos) con la palabra hacer o conducir (ago). Era el título otorgado al electo jefe de los ejércitos Atenienses para la defensa de la ciudad en conflictos como la guerra Persa que duró 50 años. La connotación militar generalmente trae a la mente grandes maniobras tácticas como las de Maratón y Platea realizadas por los griegos o las de Issos y Gaugamela por Alejandro Magno, por lo que la mayoría de los practicantes de esta ciencia tienden a verla y practicarla en términos muy estrechos. Es así que, muchos entienden y definen como estrategia lo que realmente es táctico.El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, da la definición de estrategia como: “Arte de dirigir las operaciones militares” y “arte, traza para dirigir un asunto.” El problema de definir la estrategia empresarial en los mismos términos que el diccionario nos lleva a una caracterización netamente operativa de lo que es hacer estrategia. Evoca una figura mental de un ejército de analistas definiendo procesos, dibujando flujogramas y compilando listas de lo que se debe hacer en la empresa.Al final de cuentas, ¿qué es estrategia?Estrategia empresarial, en su forma más simple es definir qué empresa queremos ser en el futuro, a fin de sobrevivir y prosperar en las condiciones de mercado que se presentarán en ese momento, e implementar lo necesario para conseguirlo.Suena simple, pero no lo es. La decisión de qué empresa queremos ser no es cuestión de capricho si no que tiene que ser el resultado de un estudio concienzudo de cómo sería el entorno de negocios en el que estaría nuestra empresa dentro de, digamos, diez años. ¿Qué valorarán los consumidores? ¿Qué tecnologías emergentes podrán ser utilizadas en ese momento y cómo afectarán a la industria? A modo de ejemplo, digamos que somos una ancestro del ganado vacuno, de los caballos y los hipopótamos de hace unos 35 a 50 millones de años. Este ancestro es un animal parecido a un perro, pero con pezuñas parecidas a las de un caballo en vez de patas como las de un perro actual. Este ancestro vivía al principio de la era geológica conocido como Eoceno, que se caracterizó por el calentamiento global y la proliferación de especies tanto terrestres como marinas. Digamos también, para facilitar el ejemplo, que dicho ancestro tenía la capacidad de razonar y, por lo tanto, era capaz de analizar su situación y llegar a conclusiones. Dicho ancestro habría analizado lo que estaba sucediendo en el mundo y habría llegado a la conclusión de que la competencia por la supervivencia en la tierra se estaba complicando debido a la proliferación de reptiles, mamíferos carnívoros y grandes aves depredadoras. A la vez, el mar estaba lleno de peces, pero de los grandes depredadores marinos solo quedaba el tiburón, ya que los grandes saurios marinos se extinguieron al final del período Cretácico. La conclusión obvia habría sido el pasar al mar y convertirse en depredador marino. La estrategia debió haber sido el convertirse en el depredador marino más efectivo, y para lograrlo necesitaba velocidad, astucia, dientes afilados y la capacidad de poder detectar sus presas aún en la oscuridad. El resultado es el delfín, obra maestra de la selección natural.La idea, desde el punto de vistas empresarial, es no dejar a la suerte los cambios necesarios para convertirse en el delfín, si no hacerlo de manera deliberada y como fruto de un análisis de las tendencias a futuro ya que, a diferencia del ancestro del delfín, nuestra empresa sí puede generar los cambios necesarios, de manera deliberada, a fin de llegar al equivalente empresarial del delfín.