El HIV o VIH (virus de inmunodeficiencia humana) en español, es un virus que se trasmite por sangre, semen, secreciones vaginales o a través de la leche materna. De estos fluidos, el que más carga de virus puede contener es la sangre, seguido del semen y los fluidos vaginales. El fluido Pre-eyaculatorio también contiene cargas de virus aun que en menor medida.
La trasmisión del VIH puede realizarse a través del intercambio de estos fluidos por mantener relaciones sexuales sin protección, intercambio de jeringas o contacto directo del bebe con la leche materna.
Además de la penetración anal y vaginal, la felación sin la debida protección es una práctica de riesgo que aunque en mayor medida se ha demostrado que puede derivar en un contagio. Especialmente cuando hay eyaculación.
Para que el contagio se lleve a cabo, es necesario que el fluido contenga suficiente carga de virus, así pues hay fluidos como la saliva, el sudor, la orina o las heces que no pueden dar lugar a un contagio real del virus. Por eso, prácticas como los besos o caricias no son consideradas como prácticas de riesgo.
El virus del Sida pertenece a la familia de los retro-virus, que entre otras características incluye un periodo de incubación prolongado que desemboca en una enfermedad tras varios años.
El catálogo de síntomas que padecen los pacientes con VIH es extenso y a veces estos se confunden con otras enfermedades. A menudo, el paciente puede no padecer ninguno de estos.
Entre los síntomas, se pueden destacar, la pérdida de peso rápida, Tos seca, fatiga, fiebre recurrente o sudoraciones nocturna, inflamación de los ganglios linfáticos en las axilas, ingle o cuello, diarrea que dura más de una semana, Lunares blancos o manchas en lengua, en la boca, o en la garganta, manchas Rojas, marrones, rosas, o moradas sobre o debajo de la piel o dentro de la boca, la nariz o párpados, pérdida de memoria, depresión y neumonía.
Resulta imposible determinar que un individuo ha sido contagiado por el virus del vih a simple vista. Debido al periodo de incubación de la enfermedad, la no presencia de síntomas en algunos pacientes y la variedad de síntomas que puede presentar en otros, la única vía para conocer el estado serológico del paciente es a través de un test de vih de sangre.
Por lo tanto, la edad, raza, aspecto físico o cualquier otra condición no pueden determinar que una persona este libre o no de haber sido contagiada. El hecho de que una persona muestre un aspecto sano, atlético o saludable no demuestra que no este infectada por el virus.
A la hora de mantener relaciones sexuales, es importante utilizar siempre medios de protección como el condón, ya que no sabemos cual es su estado ni el tipo o cantidad de relaciones que ha mantenido con otras personas.
Es importante saber que no existe cura para la enfermedad del Sida. A pesar de los avances científicos en los tratamientos, estos no curan la enfermedad, si no que la convierten en una enfermedad crónica que en algunos casos puede derivar en la muerte del paciente.
Existen varios tipos de prueba para realizar la detección del virus que provoca el Sida, las más comunes son la Western Blot y Elisa. Normalmente las muestras son enviadas al laboratorio para su análisis que son confirmados en una semana.
La prueba rápida del VIH se basa en las mismas pruebas anteriores con la diferencia de que las muestras son analizadas en el acto y los resultados pueden ser confirmados en un periodo de 20 minutos. Estas pueden ser realizadas a través de análisis de sangre o de saliva.
Los test de VIH no son 100% fiables, aun que los márgenes de error son escasos, es necesario recoger segundas muestras para más análisis que confirmen los resultados.