Revista Opinión

¿Qué es la deslocalización empresarial, por la que las multinacionales abaratan costes?

Publicado el 18 enero 2022 por Juan Juan Pérez Ventura @ElOrdenMundial

La deslocalización empresarial es el traslado que hacen las multinacionales de ciertas actividades a un país diferente del suyo para abaratar costes. Esta práctica apareció a finales del siglo XX, cuando la globalización económica afianzó la libre circulación de bienes, servicios y capitales. En su propósito de maximizar beneficios reduciendo costes, las compañías vieron que podían producir y vender de forma más barata si operaban en lugares con ciertas ventajas competitivas.

Las multinacionales han deslocalizado funciones con menor riesgo empresarial siguiendo el modelo de centro-periferia, según el cual los países desarrollados e industrializados consumen y explotan los recursos de los países en vías de desarrollo. En este sentido, grandes empresas de Estados Unidos, Francia o el Reino Unido mantienen las tareas de dirección en sus sedes y trasladan la administración y producción a las economías menos industrializadas, ya que son actividades poco especializadas que admiten mano de obra más barata. De este modo, las piezas automovilísticas y tecnológicas o las prendas de ropa se diseñan en las metrópolis, y luego se fabrican o confeccionan en países emergentes.

La deslocalización, de Estados Unidos y Europa a Asia y Latinoamérica  

Los principales receptores de la deslocalización empresarial son Asia y Latinoamérica, pues su menor nivel de vida permite pagar sueldos que, por bajos, no serían legales en los países de Norteamérica y Europa. Además, la mayoría de estos Estados tienen una numerosa población activa joven y, por lo general, sus legislaciones laborales permiten jornadas más amplias o no exigen seguros de trabajo. Todas estas ventajas abaratan sus costes, aunque con el traslado eliminan empleos en el país de origen.

En las economías receptoras, la práctica supone una oportunidad, pero favorece las condiciones de explotación. De hecho, los propios Gobiernos hacen esfuerzos para atraer a las multinacionales, seducidos por los puestos de trabajo que generan. Por ejemplo, México, Paraguay o El Salvador han aprobado la legislación de la maquiladora. Con este modelo, las compañías estadounidenses pagan a las empresas regionales por fabricar sus productos, por lo general prendas de ropa, a cambio de que los exporten a Estados Unidos sin aplicar aranceles. Estas, a su vez, reparten la confección entre fábricas llamadas maquilas, donde en el caso mexicano los trabajadores cobran unos 2,36 dólares la hora, frente a los 26,19 de sueldo medio en las industrias en Estados Unidos. Además, para cumplir con sus horarios, los obreros se ven obligados a malvivir en asentamientos en torno a estas fábricas.

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En las últimas décadas, no obstante, ha habido una doble deslocalización empresarial. El proceso convencional se producía desde Estados Unidos, Canadá, Europa, Japón y Australia hacia economías emergentes como México, India, China, Taiwán, o Corea del Sur, alumbrando el famoso “Made in China” o “Made in Taiwan”. Sin embargo, el crecimiento económico de estos países ha encarecido los costes de producción, empujando a las multinacionales a ir más allá para mantener la rentabilidad del negocio. 

En este nuevo modelo siguen trasladando funciones a China, India, Taiwán, Corea del Sur o Hong Kong, que ahora externalizan la producción y confección a países más periféricos, como Pakistán, Bangladés o Vietnam. Esta doble deslocalización la realizan especialmente los cuatro tigres o dragones asiáticos —Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur— gracias a su mayor estatus económico e industrial.

China y la “relocalización” de Occidente

China, por su parte, ha sido por el destino de las multinacionales por excelencia, la “fábrica del mundo”, pero el incremento de sus costes laborales desde 2015 y sus guerras comerciales con Estados Unidos han incentivado la relocalización de las compañías estadounidenses y europeas. Cada vez más empresas reubican la producción en su país de origen, gracias a nuevas tecnologías que hacen la fabricación más eficiente, lo que permite reducir los montos de transporte y mejorar los controles de calidad.

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Compañías estadounidenses como Hasbro, Carrier, Black & Decker o Dell se han alejado así de China para retornar todas sus actividades, y las grandes tecnológicas como Apple, Microsoft, Google, HP o cadenas como Starbucks están en trámites de reducir su dependencia de la producción del gigante asiático. La tendencia llegó en 2015 a la Unión Europea, que creó el Monitor Europeo de Reubicación para incentivar la relocalización. Entre 2015 y 2018, por ejemplo, retornaron 253 empresas, la mayoría al Reino Unido, Francia e Italia, mientras que en España se han relocalizado Mango, Orbea o Pepe Jeans.

¿Qué es la deslocalización empresarial, por la que las multinacionales abaratan costes? fue publicado en El Orden Mundial - EOM.


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