Ésta es la tercera y última entrega de una serie corta que tenía como propósito ofrecer una breve introducción al campo de la ecología política, un área interdisciplinaria que estudia los conflictos relacionados con el acceso, uso y valoraciones de los llamados recursos naturales. En la primera parte esbocé en términos generales sus principales corrientes (https://www.nocreasnada.com/que-es-la-ecologia-politica-i-corrientes-principales/), y en la segunda describí sus temas centrales (https://www.nocreasnada.com/que-es-la-ecologia-politica-ii-temas-centrales/). Todo ello nos lleva a exponer ahora sus principios fundamentales.
Primero, el principio de precaución implica una responsabilidad social y ética para proteger a la sociedad, y a la llamada naturaleza, de la exposición al daño, cuando las investigaciones científicas han encontrado niveles considerables de riesgo. Por ejemplo, ¿por qué se sigue utilizando el glifosato como un pesticida cuando se ha confirmado su incidencia en el aumento del riesgo de contraer cáncer para quienes trabajan labrando la tierra y cultivando los alimentos que ingerimos? No se trata de no producir alimentos, o de paralizar todo ese sector económico, se trata de repensar las prácticas asociadas al mismo y buscar caminos para una producción y consumo sanos.
Segundo, el control democrático de las tecnológicas se refiere al proceso en el que quienes no forman parte de la industria técnica tienen pleno acceso, participación y consulta sobre el diseño de productos y servicios tecnológicos. Esta participación conduce a una contraloría social del desarrollo tecnológico. Si bien nuestras economías basadas en combustible fósil están hipotecando el futuro de las próximas generaciones, ¿quién decidió que usar una parte de la producción de la generación para la generación de (bio) combustibles “alternativos” como el etanol? Ciertamente, necesitamos ir hacia economías bajas en carbono, ¿pero al costo de incrementar el hambre en el mundo? ¿Por qué no concentrar esfuerzos en optimizar la distribución y el acceso a los alimentos?
Por último, el objetivo del consentimiento libre, previo e informado es el establecimiento de una participación y consulta bottom-up (de abajo hacia arriba), desde las comunidades indígenas o no indígenas antes del inicio de un proyecto de desarrollo en sus tierras o el uso de los recursos dentro de sus territorios. Este proceso les permite a estas comunidades tener el derecho a la autodeterminación y al autogobierno en las políticas de los gobiernos nacionales y locales sobre los proyectos que conciernen sus vidas. Un caso emblemático de las tensiones en torno a este particular tipo de consultas los encontramos en los conflictos mineros (https://www.nocreasnada.com/conflictos-mineros-en-america-latina/).
Estos principios, así como las corrientes y temáticas de la ecología política, nos hacen reflexionar sobre el amplio significado de la vida y cuestionan cómo la civilización alcanzó las transgresión de los límites planetarios (hablaré de ello en una futura entrada). Creo que las ecologías políticas (me parece mejor tratarlas en plural) ofrecen bases para construir mundos donde todos los organismos humanos y no-humanos seamos considerados parte de un flujo de vida.
Un horizonte prometedor, y donde podrían enfocarse un grueso de las futuras investigaciones en ecología política, es la temática de una justicia ambiental multi-especie.
Gracias a todas y todos por su interés en leer esta pequeña serie de tres entradas.
Atento siempre a sus comentarios.
Lea también:
- Crisis civilizatoria – https://www.nocreasnada.com/crisis-civilizatoria/
- Tipos de conflictos socio-ambientales – https://www.nocreasnada.com/tipos-de-conflictos-socio-ambientales/
- Los tres sentidos de la sustentabilidad – https://www.nocreasnada.com/los-tres-sentidos-de-la-sustentabilidad/