Hace poco una mamá me decía que no quería que su hijo se perdiera ninguna oportunidad. Cuando somos papás nos preocupamos, y mucho, del desarrollo de nuestros peques. Queremos que crezcan felices y que alcancen el máximo de sus posibilidades. ¿Cómo puedo potenciar las habilidades de mi bebé? ¿Cómo puedo hacer para que despliegue todo su potencial?
Cada vez está más de moda esto de la estimulación temprana y es que cada vez somos más conscientes de la importancia que tienen en la vida adulta los primeros años. Haríamos lo que fuera porque nuestros hijos tuvieran todos los estímulos necesarios y todas las oportunidades para desarrollar todo su potencial. Pero muchas veces, no sabemos.
Los bebés, a diferencia de otras especies, nacen con una inmadurez tal que requieren el cuidado de un adulto durante sus primeros años de forma continua para poder sobrevivir y aprender a ser autónomo. El desarrollo neuronal más importante se produce durante los primeros tres años y por eso, aunque nos parezca increíble, esos tres años son claves en el desarrollo de la personalidad, la autoestima, la autonomía y las habilidades sociales.
El cerebro al nacer, es muy inmaduro y cualquier experiencia va a dejar huella. Por eso, es fundamental que las huellas sean de las “buenas”, de las que permiten tener una vida plena y satisfactoria.
Los bebés vienen cargados con unas potencialidades innatas que les van a permitir aprender cosas muy complejas en los primeros años. Están preparados para aprender a caminar, hablar, coger objetos y para tener sus primeras relaciones sociales (a los tres meses ya pueden responder sonriendo) Pero para lograr todo esto, necesitan ciertos estímulos en su entorno que les ayuden a desarrollarlo.
¿Qué es la estimulación temprana?
Un bebé, con el cuidado y la atención necesarias pueden desarrollar todas sus capacidades sin dificultades. Ahora bien, si además les proporcionamos experiencias más ricas y un apoyo extra, estaremos potenciando sus habilidades al máximo, logrando un aprendizaje de calidad que va a ser la base de todo su desarrollo posterior. Esto es la estimulación temprana.
La estimulación temprana empezó siendo exclusiva de profesionales que atendían a niños con necesidades especiales, pero poco a poco, se ha visto sus beneficios en todos los bebés. Y, sobre todo, se ha visto el potencial que pueden desplegar cuando se hace desde casa, cuando son los papás los que llevan a cabo actividades de estimulación temprana.
¿Cómo son las actividades de estimulación temprana?
Llevar a cabo estimulación temprana desde el nacimiento no es tarea fácil, aunque lo cierto, es que muchos padres lo hacen sin saber que realmente lo están haciendo. ¿Cuáles son sus características?
1. Nunca tratan de forzar nada. No se trata de mantener a un niño sentado largo tiempo para que aprenda a sentarse ni forzarle a estar de pie para que aprenda a andar antes. Estas practicas tienen más desventajas que ventajas, y es que un mal aprendizaje de las habilidades básicas puede arrastrase hasta la edad adulta. No sirve de nada soltarse a andar cuando la musculatura y la coordinación psicomotriz no está todavía madura, esto solo redundará en problemas motores (problemas de espalda, de rodillas, etc.) y en problemas de autonomía personal (inseguridad, miedos, etc.)
2. Las actividades se basan siempre en el juego. El medio fundamental para aprender en la infancia es el juego. Quizás a veces le restamos importancia, sin embargo, es la forma que nuestros hijos tienen de aprender TODO. A través del juego logran una mayor habilidad espacial, aprenden habilidades sociales, mejoran su coordinación psicomotriz, aprenden a comunicarse, logran adquirir los roles sociales. El juego es básico en la infancia (y seguramente en la edad adulta, ¡pero eso es otro cantar!)
3. Implica proponer nuevos retos. El aprendizaje se logra cuando se pide un poquito más de lo que ya se sabe. Se trata de aprender a subir justo al escalón de arriba. Ni quedarnos en el que ya sabemos, ni trepar la escalera entera. Si empiezan a gatear, dejarles juguetes a una distancia optima para que quieran llegar a cogerlos. Si empiezan a comer, dejarles jugar con la cuchara para que aprendan a cogerla.
4. Supone dejar desplegar la inquietud innata de nuestros peques. El bebé nace con una necesidad innata de aprenderlo todo. Solo hace falta mirar a un bebé para darse cuenta que es inquieto y que todo lo que sucede a su alrededor les interesa. Pues bien, estimularlo supone dejarle explorar en un ambiente seguro. Y esa seguridad no se logra prohibiendo tocar, se logra estando con él para que pueda explorar sin hacerse daño. Y sí, lo sé, esto supone tener muuuuucho tiempo.
Gracias a la estimulación temprana podemos dar un paso más en la educación de nuestros peques. Ya no se trata de lograr desarrollar sus capacidades, se trata de lograr desarrollar todo su potencial y su seguridad en sí mismos para que puedan proponerse nuevos retos, ser cada vez más autónomos y crecer, en definitiva, más felices.
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