Revista Salud y Bienestar
La fascia es el tejido blando que forma parte del tejido conectivo que envuelve completamente el cuerpo humano. La fascia interpenetra y envuelve los músculos, huesos, órganos, nervios y vasos sanguineos además de otras estructuras y forma una red de tejido ininterrumpida y tridimensional que se extiende desde la cabeza a los pies, desde el frente a la espalda y desde el interior al exterior. Es la responsable de mantener la integridad estructural, de proveer soporte y protección y actúa también absorbiendo impactos.
Los músculos se componen de fibras que están cubiertas por una fina capa de tejido que es la fascia. Varios grupos de fibras musculares vuelven a cubrirse con una capa más densa de la fascia y varios grupos de grupos de fibras son cubiertos por otra capa de forma similar. Finalmente los músculos están cubiertos de otra capa más gruesa. Conforme el músculo se acerca a su final acercándose al hueso, el tamaño y número de fibras musculares va decrementándose significativamente, estrechando la circunferencia del músculo, pero la fascia que recubre esas fibras musculares continúa, convirtiendose en el tendón que conecta el músculo al hueso.
La naturaleza interconectada de la fascia hace que cualquier parte del cuerpo esté conectada a todas las demás. Cuando una parte de la fascia se lesiona o se ve afectada de alguna forma, puede afectar a los tejidos que están lejos de la herida o lesión. En el caso de lesiones debidas a un esfuerzo repetitivo, esto quiere decir que los cambios en el tejido del hombro resultantes de una lesión, pueden, después de un tiempo, afectar la función de la fascia mucho más abajo, en el brazo o en la mano. Esto lleva a lesiones cuyos síntomas pueden sentirse en un area mientras que su verdadero origen puede encontrarse verdaderamente en otro sitio.