Revista Salud y Bienestar

¿Qué es la felicidad? (1) Qué no es la felicidad

Por Robertosancheze

Ni tú ni yo. Ni yo ni tú. No hablo ni de ti ni de mí. O sí. No te tomes esto como algo personal.

(Este post es la primera parte de una serie de 5, por eso puede parecer incompleto. Te invito a leer el resto)

Creo que ya quedó claro que la felicidad es un concepto muy relativo, subjetivo, tanto para diferentes momentos históricos y culturas, como para distintas personas, o incluso para una misma persona a lo largo de una misma vida –si quieres, dale un repaso a estas 143 definiciones de felicidad.

Cuando nos preguntan cómo queremos que sea nuestra vida, a menudo nos es mucho más fácil empezar por lo que no queremos. Con la felicidad ocurre algo parecido…

Qué no es la felicidad

Durante mucho tiempo –y hasta hace no mucho tiempo– he creído que sería feliz siempre y cuando sintiera también placer y alegría –y otras emociones “positivas”.

El placer es esa sensación que nos ha guiado durante millones de años, y que engendra esas emociones placenteras, para decirnos si lo que estamos haciendo nos conviene o no para nuestra supervivencia. Mil cosas nos producen placer, todas ellas relacionadas con nuestras necesidades biológicas más primitivas, como comer, dormir, el sexo, movernos o relacionarnos con los demás. De ahí que tanta gente defina la felicidad como tener muchas cosas –para demostrar su estatus social–, disfrutar de una buena comilona, tener sexo a diario, correr maratones, estudiar –y creer– que se tiene mucho conocimiento, etc. Y por eso mismo tanta gente se refugia en todo esto cuando es infeliz.

En mi caso, como la mayoría de gente que conozco, lo he tenido y hecho todo. Nunca me ha faltado de nada para garantizar mi supervivencia y además he disfrutado de mil placeres que sobrepasaban esas necesidades, como salir de fiesta y emborracharme, mantener relaciones sexuales con diferentes personas, hartarme de comida hasta empachar –y más siendo comedor compulsivo–, estudiar una carrera, tener un buen trabajo, comprarme un coche, independizarme, casarme, ganar mucho dinero, etc.

Sin embargo, una vez que tus necesidades biológicas básicas están cubiertas, cuando ya has conseguido y disfrutado de todo eso y te das cuenta de algunas cosas, como que el placer es efímero o que la gran mayoría de cosas que te suceden en la vida no dependen de ti —a pesar del iluso control que crees tener sobre tu vida—, una nueva insatisfacción surge en tu interior: no quieres que tu bienestar dependa de esas circunstancias aleatorias y azarosas, y no estás dispuesto a que tu felicidad se suba a la dual e inevitable montaña rusa del placer y el dolor, de la alegría y la tristeza, o se hunda de por vida en el pozo del sufrimiento.

Porque siendo francos, cuántas veces uno ha tenido todas sus necesidades cubiertas y aún así se ha sentido desdichado, atormentado, infeliz… Yo el primero.

Y siendo observadores, cuántas personas que incluso no pueden disfrutar de ciertos placeres primitivos, como el discapacitado del movimiento o el niño hambriento de un manjar, se han mostrado y viven en paz, sosegados, felices… Yo he tenido la suerte de conocer algunas, aunque reconozco que pocas.

La felicidad no es ni una sensación ni una emoción.

Esto es sólo mi opinión, que cambia constantemente. No me creas. Crea la tuya.

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