La finlandización es el término con el que Occidente se refería a la política de neutralidad de Finlandia durante la Guerra Fría. El objetivo finlandés era mantener tanto la independencia de su sistema político y económico como unas relaciones pacíficas con la Unión Soviética. Su uso propagandístico implicaba un matiz peyorativo, ya que interpretaba la neutralidad como la subordinación de Estados pequeños a una potencia vecina.
Neutralidad exterior a cambio de libertad interior
Tras su independencia del Imperio ruso en 1917, Finlandia se enfrentó a la URSS durante la Segunda Guerra Mundial. A pesar de que resistió la ocupación soviética, el país perdió más del 10% de su territorio, por lo que durante la posguerra impulsó una política de amistad y cooperación. La doctrina Paasikivi-Kekkonen, en honor a los presidentes de centro-derecha que gobernaron Finlandia desde 1946 a 1981, definió la política exterior de neutralidad que, considerando su situación geopolítica, trataba de no desafiar a Moscú.
Finlandia, a cambio de no sumarse a la OTAN y al Plan Marshall, tampoco lo hizo al Pacto de Varsovia, a la vez que aseguraba su democracia parlamentaria y su economía capitalista. Esta relación se estableció en el Tratado de amistad, cooperación y asistencia mutua de 1948. Aunque finalizó en 1992 tras la disolución de la Unión Soviética, fue sustituido por nuevos acuerdos de cooperación en seguridad y comercio con Rusia. Desde entonces, el país se ha alejado de la finlandización, manteniendo relaciones en igualdad de condiciones y relajando la autocensura que había con las ideas antisoviéticas internas. Ahora, de hecho, los finlandeses asocian aquella política a un pasado lejano de influencia extranjera.
Finlandia, la frontera de Europa
Pese a que disminuyó la dependencia, Finlandia mantiene los esfuerzos por garantizar su neutralidad activa y las relaciones de buena vecindad. Se incorporó a la Unión Europea en 1995, pero su unión a la OTAN sigue sin ser una opción real y solo el 26% de los finlandeses estaría a favor. Por ello Helsinki, la capital, ha acogido encuentros entre bloques, como la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa de 1975, y entre presidentes rusos y estadounidenses, como Vladímir Putin y Donald Trump en 2018.
“Finlandización”: de la academia al mundo
El término “finlandización” fue acuñado por el politólogo Richard Lowenthal en 1961 y se extendió en Alemania Occidental durante el debate sobre normalizar las relaciones con Alemania Oriental en esa década. Después, el resto del bloque capitalista lo utilizó para expresar el temor a que Japón y países europeos retirasen su apoyo a Estados Unidos por presiones de la URSS, de forma que su política exterior siguiese el ejemplo de la neutralidad finlandesa. De hecho, el último presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, acompañó la apertura de recomendaciones hacia Europa del Este para que siguieran el modelo de Finlandia.
Con la caída de la Unión Soviética, la finlandización se aplicó para explicar relaciones similares, como las de Suiza con la Alemania nazi. No obstante, han predominado las referencias a la influencia de Rusia sobre sus vecinos del espacio postsoviético para evitar que se sumen a la OTAN, como ya hicieron antiguos miembros del Pacto de Varsovia como Polonia o Rumanía, y exrepúblicas soviéticas como Estonia o Letonia.
¿Debería Ucrania ser un país neutral? La respuesta corta es no
En especial, el concepto de finlandización cobró fuerza en el debate público internacional como posible solución a la crisis de Ucrania que estalló en 2014. Esto se debe a que el objetivo de Rusia es impedir que haya presencia militar de la OTAN en Ucrania y que la capital que considera originaria de la cultura rusa quede bajo influencia occidental. Sin embargo, para Moscú implicaría ceder espacio de influencia y, además, la mayoría de ucranianos ve favorable la entrada en la Unión Europea.
¿Qué es la finlandización como política exterior de neutralidad? fue publicado en El Orden Mundial - EOM.