La hiponatremia se produce cuando durante el ejercicio físico se bebe mucha agua u otros líquidos y los niveles de sodio bajan considerablemente. Sucede durante un ejercicio prolongado y puede producir daño cerebral permanente, demencia y muerte. A pesar de que su detección es sencilla, todavía se dan muchos casos de hiponatremia grave no diagnosticada.
Existen dos mecanismos generales de producción de hiponatremia: ganancia neta de agua, manteniéndose el sodio total normal (o aumentado, si el agua aumenta más proporcionalmente), o pérdida de sodio corporal. Con frecuencia coexisten ambos mecanismos.
La ganancia neta de agua puede ocurrir en dos circunstancias: por un aporte excesivo de líquido, por ingesta. Esta causa de hiponatremia es rara en sujetos normales, ya que un riñón normal puede eliminar, si es necesario, hasta 15 litros de agua en 24 horas; o por una alteración de los mecanismos de eliminación renal de agua, esto se da por la existencia de un defecto en la capacidad del riñón para generar una orina máximamente diluida.
Se puede afirmar que la hiponatremia sólo se desarrolla si el paciente tiene acceso al agua o se le administran líquidos hipotónicos, ya que en definitiva la hiponatremia se produce por una retención de agua.
Cuando se diagnostica hiponatremia, hay que decidir si es necesario o no un tratamiento y en caso afirmativo, si éste debe de ser pasivo (restricción de líquidos cuando hay exceso de agua) o activo (aporte de sodio iso o hipertónico, y con o sin diuréticos, cuando se ha perdido sodio).
Las hiponatremias de desarrollo agudo suelen ser muy sintomáticas y producen con frecuencia daño neurológico grave e irreversible, mientras que las hiponatremias de desarrollo lento suelen ser asintomáticas y no suelen producir daño neurológico permanente.
Los expertos indican que las personas con menos peso corporal, los atletas principiantes y los corredores de paso lento tienen mayor riesgo de padecer hiponatremia.