Texto original escrito por Ana. Sígueme en Twitter.
La inflamación es una respuesta del cuerpo ante el ataque de microorganismos o a ante golpes o heridas. Existen dos tipos de inflamación. La inflamación aguda, la cual podemos ver y sentir, a través de enrojecimiento, calor, dolor e hinchazón. La inflamación busca proteger e iniciar el proceso curativo.
Pero existe otro tipo de inflamación, llamada por el Dr. Barry Sears inflamación silenciosa, que ocurre a nivel celular, es casi imperceptible y crónica.
En nuestras células existen unas hormonas llamadas EICOSANOIDES, de las cuales hay dos tipos: Eicosanoides Pro-Inflamatorios, encargados de destruir tejidos y Eicosanoides Anti-Inflamatorios que promueven la curación. Necesitamos tener ambos de forma balanceada para mantenernos saludables. Pero desafortunadamente muchas personas producen un exceso de Eicosanoides Pro-Inflamatorios lo que causa la inflamación silenciosa.
La forma más efectiva y sencilla de lograr un balance entre ambos tipos de Eicosanoides, es a través de la alimentación. Los Eicosanoides Anti-Inflamatorios se forman a partir de cadenas de ácidos grasos Omega-3 que encontramos en pescados como salmón, bacalao, atún, sardinas, arenque, macarela y en fuentes vegetales como chía, cáñamo y linaza. El Omega-3 también puede consumirse a través de complementos nutricionales.
Los Eicosanoides Pro-Inflamatorios se forman a partir de cadena de ácidos grasos Omega-6 que se encontramos en aceites vegetales refinados provenientes del maíz, la soya o el girasol.
Lo ideal sería mantener un balance 2 a 1 entre Omega-3 y Omega-6.
Otra de las hormonas que juega un papel importante en la inflamación es la INSULINA. La insulina es la hormona que permite que la glucosa entre en las células y sea utilizada inmediatamente como fuente de energía o se almacene como energía de reserva.
Conforme envejecemos, y debido a factores del estilo de vida, las células pueden ser menos receptivas a la insulina, por lo que el páncreas debe producir mayor cantidad para que la glucosa sea utilizada.
El exceso de insulina en sangre aumenta la producción de Ácido Araquidónico (AA), que es la materia prima a través de la cual se forman los Eicosanoides Pro-Inflamatorios.
Por lo tanto, controlar los niveles de insulina es esencial para prevenir o revertir la inflamación silenciosa. Esto se logra evitando harinas y azúcares refinados, y aumentando el consumo de cereales integrales, vegetales frescos, frutas enteras, nueces, semillas, pescados ricos en Omega-3 y haciendo ejercicio de forma constante.
Causantes de inflamación crónica
- El uso continuo de anti-inflamatorios como el ibuprofeno o aspirina o de esteroides.
- Una dieta alta en azúcares, harinas refinadas, alimentos procesados, aceites vegetales refinados, aditivos sintéticos y grasas trans.
- Actividad física muy baja.
- Estrés crónico.
- Infecciones crónica a causa de virus, bacterias, parásitos u hongos.
- Sensibilidades no diagnosticadas a alimentos o al medio ambiente.
- Contacto recurrente con toxinas como el mercurio o los pesticidas.
Consecuencias de la inflamación silenciosa
- Sobrepeso e incapacidad para alcanzar un peso saludable.
- El desarrollo de enfermedades crónicas y degenerativas como diabetes tipo 2, hipertensión, migrañas, problemas digestivos, artritis, depresión.
- Infertilidad.
- Daño cardiaco.
Cómo evitar y revertir la inflamación
- Comer una dieta basada en alimentos integrales, vegetales frescos, frutas enteras, legumbres, nueces y semillas, pescados ricos en Omega-3 que mantenga los niveles de glucosa e insulina en sangre estables.
- No saltarse ninguna comida pues esto genera hipoglucemia.
- Consumir grasas saludables provenientes de aceite de oliva extra virgen, nueces, aguacate y pescados ricos en Omega-3 como sardinas, salmón, macarela o atún.
- Hacer ejercicio de forma constante.
- Manejar el estrés a través de ejercicios de relajación y actividades que causen placer.
- Tomar probióticos todos los días para mantener una flora bacteriana saludable.
- Tomar complementos nutricionales, indicados por un experto.
- Realizarse pruebas de sangre para medir los niveles de inflamación como la Proteína C-Reactiva o Rango AA/EPA y, claro, acudir con un especialista que las interprete en el contexto de la salud y estilo de vida de la persona.
- Realizarse la Prueba de Sensibilidad a los Alimentos para detectar sensibilidades crónicas que han pasado desapercibidas e iniciar el protocolo de eliminación de las mismas.

Para profundizar en la conexión entre inflamación y nutrición les recomiendo los libros y sitios del Dr. Barry Sears, creador del programa La Zona y el Dr. Andrew Weil quien creó una Pirámide Alimenticia Anti-Inflamatoria y tiene una cadena de restaurantes cuyos platillos se basan en ella: True Food Kitchen (yo ya fui y está delicioso). Para los de esta zona, en junio inauguraron una sucursal en Fashion Valley, San Diego.