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La presión intraocular (PIO) se refiere a la presión que ejerce el líquido contenido dentro del ojo (humor acuoso) sobre las paredes internas del globo ocular.
Cuando la PIO se encuentra anormalmente alta, puede indicar problemas oculares graves, como el glaucoma.
El humor acuoso es un fluido transparente producido por el cuerpo ciliar, ubicado detrás del iris. Este líquido fluye a través de la pupila hacia la cámara anterior del ojo y luego se drena por la malla trabecular.
El equilibrio entre la producción y el drenaje del humor acuoso es lo que regula la presión intraocular.
En condiciones normales, la PIO en adultos oscila entre 10 y 21 mmHg (milímetros de mercurio), aunque estos valores pueden variar ligeramente dependiendo de factores como la edad, el momento del día o la actividad física.
Cuando existe un desequilibrio entre la producción y el drenaje del humor acuoso, la presión intraocular puede aumentar o disminuir.
Un aumento anormal de la PIO, conocido como hipertensión ocular, puede dañar el nervio óptico, responsable de transmitir las señales visuales al cerebro.
Este daño progresivo puede causar glaucoma, una enfermedad que afecta gravemente la visión y, en casos avanzados, puede causar ceguera irreversible si no se trata a tiempo.
Por otro lado, una PIO demasiado baja, que puede deberse a traumatismos oculares o cirugías previas, puede alterar la calidad visual, provocar edema corneal o incluso desprendimiento de retina.
La presión intraocular es un indicador esencial de la salud ocular. Mantenerla dentro de rangos normales es crucial para prevenir enfermedades como el glaucoma y proteger la visión a largo plazo.
Referencia
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