La suerte existe, pero mucho menos de lo que solemos pensar. En mayor o menor medida son causas objetivas las que producen las consecuencias, si bien no nos damos o no queremos dar cuenta. La clave para llamar suerte a lo que es suerte, es la siguiente: debemos atribuir a la suerte aquello que al 100% no estaba al alcance de nuestras manos, por los motivos que sea.
Profundizando, la clasificación habitual de lo que sí es suerte nos dice lo siguiente:
- Suerte constitucional: factores fuera del control de una persona porque no pueden ser cambiados. Ser rubio, nacer en Miami,…etc.
- Suerte circunstancial: factores que no pueden ser controlados por el motivo que sea: Un arco iris, una bombilla que deja de brillar, …etc.
- Suerte consecuente: factores que no pueden controlarse por ser el resultado caprichoso de alguna circunstancia. una maceta que me cae cuando alguien la empuja sin querer al regar, compro una caja de bombones y viene con 5 menos…etc.
Trebol
Dicho esto, ¿Y entonces qué NO es suerte?.
Nos cansamos de escuchar mil ejemplos que no tienen nada que ver con la suerte, por ejemplo:
- “Qué mala suerte que me han salido las fotos borrosas”. No! Te falta experiencia, la camara es mala…etc.
- “Qué mala suerte me cogí una pulmonía antes del viaje” No es mala suerte si no te abrigas correctamente. (es el típico ejemplo de atribuir a la «mala suerte» accidentes, enfermedades o hechos imprevistos que parcialmente se deben a llevar un estilo de vida arriesgado)
- “Qué mala suerte me han puesto una reunión justo cuando quería ir a comer”. No es un tema de suerte, era un hecho posible que no pusiste medios para evitarlo
- “Qué suerte que he ganado la carrera!” No es suerte, es tu preparación, alimentación, condiciones físicas…etc.
Hay dos casos concretos erroneos que merece la pena destacar:
- Atribuir a la suerte la ignorancia. Muy relacionado con la ciencia o cultura. Por ejemplo, no es mala suerte que haya luna nueva y no se vea nada, es simplemente no prever todas las opciones.
- Estadística: No es suerte cuando las probabilidades eran muy pequeñas pero estaba en nuestras manos su devenir. Este mal uso está tan generalizado que se da manga ancha, pero estrictamente es asi. Déjame aclararlo con tres ejemplos:
- Que te toque la lotería, estadísticamente no es probable, pero además no está al alcance de tus manos afectar al hecho en sí, por lo que sí es suerte (salvo que hagas trampas, pero eso es otra historia!)
- Que te encuentres un billete de 500€ en un taxi que coges es poco probable, pero además no está al alcance de tus manos afectar al hecho en sí, por lo que sí es suerte.
- Que te pregunten justo el unico tema entre 100 que no habías estudiado era muy poco probable, pero sí estaba en tus manos el haberlo estudiado, por lo que no es suerte. (burro! no te dejes uno sin estudiar…)
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