La tecnología sanitaria no es algo nuevo, pero los nuevos avances en robótica e inteligencia artificial han impulsado el crecimiento de un sector con enorme potencial.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el término medtech como “la aplicación de conocimientos y habilidades en forma de herramientas, medicamentos, procedimientos y sistemas desarrollados para solucionar un problema de salud y mejorar la calidad de las personas”. La descripción no es ni mucho menos incorrecta, pero también podría corresponderse al ámbito de la medicina en general. La industria medtech va más allá. Frederic Llordachs, cofundador de Doctoralia, señala que el factor diferencial que aporta este nuevo concepto es “el traslado de la tecnología fuera de los recintos sanitarios para que esta sea usada por la sociedad en general”. “Se trata de dar herramientas para que el paciente sea amo de su propia patología”, añade Llordachs. Miguel Ángel González, director de la unidad de investigación BCN-Medtech y profesor de la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (Icrea, por sus siglas en catalán), complementa la definición. Un elemento esencial del medtech es su “tendencia a ofrecer tratamientos cada vez más personalizados y predictivos”. “De alguna forma, la industria no busca la creación de nuevos reactivos, sino el desarrollo de sistemas inteligentes que permitan prever ciertas patologías y hacer un mejor seguimiento de la persona”, apunta González.