Todo el día doy la lata con lo maravilloso que es tener un perro y que se debe adoptar, y como uno debe ser coherente con lo que dice: les presento a Juliette, mi nuevo Bull Dog Francés.
Toda la vida he sido amante de los perros, y creo que lo sabe todo el que me conoce. Cuando vivía en Venezuela recogía los perritos de la calle, iba a pasear a los que estaban en albergues y siempre he tenido perritos. Me hace feliz, aunque hay gente que no lo entienda y simplemente los vea como algo que te ata. A mi un perro me da felicidad.
Mi vida sin un perro no está completa. Cuando llegué a España al poco tiempo llegó Pierre a mi vida, como ya he comentado quería adoptarlo, pero por diversas causas terminé comprando, cosa de la que me arrepiento (no por Pierre que lo amo), sino por haber colaborado con las personas que tienen criaderos descontrolados (porque con lo que me costó y lo enfermo que es, no creo que venga de otra parte).
Ya tenía a Pierre pero quería seguir ayudando -y creo que al final nunca dejaré de ayudar- y fue como un día decidí hacer este blog, porque tener un Bull Dog Francés es un experimento, ya que al ser perros de laboratorio sufren de cosas que los demás no sufren y los dueños tenemos mil preguntas: ¿por qué vomita? ¿tiene mocos? ¿ronca?… miles.
Buscando información para publicar en el blog conocí a SOS Frenchi: un grupo de personas que se juntaron para salvar la vida de cuanto perrito tuviesen oportunidad. ¡Y mira que lo hacen! Están todo el día reubicando perritos y dándoles una segunda, tercera o hasta cuarta oportunidad.
Por su puesto, al conocer este grupo fui feliz ¡tanta gente loca por los perritos como yo! Total que todos los días me enamoraba de un perrito diferente, de cualquiera, de todos. Llené mi cuestionario de adopción y llegó Juliette.
Ya esta pequeña está en mi casa y en el próximo blog contaré la experiencia y lo que creo hasta ahora de ella. Pero puedo decir que estamos muy felices y agradecidos de tenerla aquí y poder ayudar a un peludito más.
Tomar la decisión fue muy fácil para mi, pero tenía que convencer a los demás y realmente me di cuenta de que mi familia sabe que soy una perruna empedernida y lo aceptó al momento. El más gracioso, mi papá: “Vany, ¿otro perro? ¡Eso es una responsabilidad! Bueno, ¡qué coño! eso es lo que te hace feliz así que pa´lante.
Gracias a todos y gracias a SOS Frenchie por dejarme ayudar.