Un alto el fuego es la suspensión temporal o permanente de la actividad militar ofensiva en un conflicto armado. Puede darse de forma mutua o unilateral, y demuestra voluntad de diálogo entre los combatientes. El alto el fuego puede ser el primer paso hacia un tratado de paz formal, pues suele separar las tropas mediante una línea de demarcación. Aun así, esta suspensión de las hostilidades puede no ser la impulsora, sino la consecuencia de un armisticio.
Sea formal o informal, un alto el fuego suele darse entre Estados en conflicto, pero también puede involucrar a actores no estatales. Su duración depende de distintos factores, como la existencia de zonas desmilitarizadas, la retirada de los ejércitos o las garantías para mantener la paz. Así, será más factible que tenga éxito cuando se minimicen los incentivos de ofensiva y la incertidumbre sobre los intereses del enemigo.
¿Alto el fuego, tregua o armisticio?
Aunque a veces se usan sin distinción, el término “alto el fuego” no debe confundirse con “tregua”, una detención temporal y siempre transitoria de las hostilidades, ni con “armisticio”, que es la detención acordada de las agresiones entre los ejércitos en combate. Con todo, los tres coinciden en el cese de las hostilidades, que evita una mayor pérdida de vidas humanas y reduce las tragedias derivadas de la guerra.
Las misiones de paz de la ONU en el mundo
Los altos al fuego son fundamentales para la ONU, cuya misión principal es velar por la seguridad del mundo. Su estrategia de construcción de paz se basa en las fases de prevención, mediación, mantenimiento y consolidación. Cuando un conflicto armado ha estallado, se activa la fase de mediación para que los beligerantes lleguen a un compromiso de alto el fuego, controlar la escalada de tensiones y lograr un armisticio o un acuerdo de paz. Durante la mediación, la ONU puede intervenir militarmente, con o sin el consentimiento de las partes, mediante el despliegue de los cascos azules, empleando la fuerza si es necesario para reducir la violencia y proteger a la población civil.
Un recurso extendido, pero no siempre eficaz
El alto el fuego ha estado presente en innumerables conflictos armados, con mayor o menor éxito. En 2021, la organización armada palestina Hamás propuso uno que el Gobierno de Israel aceptó, aunque no es el primer intento de resolver un conflicto enquistado. En la actualidad hay diversos altos al fuego en vigor, como en la guerra del Donbás, en el este de Ucrania, que ha sufrido varias violaciones. También se han establecido altos al fuego por motivos humanitarios en otros Estados en conflicto, como Irak, en guerra hasta 2011 tras la invasión estadounidense ocho años antes, o Sudán del Sur, que tras independizarse de Sudán sufrió una guerra civil entre 2013 y 2020.
Un alto el fuego, además, no se produce solo en conflictos estatales, sino en guerras de guerrillas o en casos de terrorismo, como el alto el fuego unilateral y definitivo que la organización terrorista vasca ETA anunció en 2010. Por otro lado, en Colombia hubo ceses al fuego bilaterales entre el Gobierno y las FARC en 2016, en el marco de las negociaciones de paz, y unilaterales por parte del insurgente Ejército de Liberación Nacional (ELN) en 2018.
A raíz de la pandemia de la covid-19, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, pidió al mundo un alto el fuego generalizado en marzo de 2020 para aunar esfuerzos en la lucha contra el virus y reducir las pérdidas humanas, en especial en zonas de conflictos con poblaciones vulnerables. Casi todos los países de la ONU, organizaciones regionales y civiles y figuras como el papa Francisco se unieron al llamamiento, y pronto hubo casos de alto el fuego en África, Latinoamérica y Asia.
Historia y funcionamiento de la estrategia de construcción de paz de la ONU
¿Qué es un alto el fuego y por qué son clave para la paz? fue publicado en El Orden Mundial - EOM.