“Leo y leo, y no entiendo” Es virtualmente posile que la mayoria de los niños y adolescentes esten decodificando los grafos de las letras pero no comprenden lo que leen. "Avanza marzo y la pereza en los movimientos de los escolares es evidente. De modo imperceptible, el vértigo del viejo año se unió al del nuevo, para hacernos sentir que no hubo pausa, que las energías no se han renovado. Con caras legañosas, los chicos llenan las aulas, mientras los maestros proponen nuevos contenidos. Como música de fondo resuenan las primeras toses y estornudos. Van apenas cuatro semanas de clases y ya abundan las ausencias por enfermedad estacional. De esa manera no es sencillo cumplir con lo programado o alcanzar metas pedagógicas, o reducir el analfabetismo. Según Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), Argentina es uno de los países más alfabetizados de la región, tomando la definición clásica de los que saben leer y escribir. Aun cuando sobran ejemplos de analfabetos que interpretan la realidad sin necesitar la palabra escrita y así tienen una vida productiva, ellos viven dentro de la burbuja silenciosa del iletrismo. No leen ni escriben porque nunca accedieron al sistema educativo. Con lógica simple, bastaría con incorporar a los chicos a la escuela para evitar ese injusto aislamiento, para que puedan crecer y vincularse en este mundo lleno de palabras. Pero esto puede ser un silogismo engañoso si nos limitamos a la definición lingüística y no profundizamos en otros niveles de analfabetismo funcional a que los escolares quedan expuestos.
