El otro día me llamo mi amigo Ruperto, ya sabes, para decirme que había visto un cisne negro. Estaba leyendo una revista sobre emprender (quiere montar una empresa de venta online) y que le habían contado y mostrado en una fotografía que existían los cisnes negros. El tío. Se hace el ignorante conmigo. Hay una etapa de su vida en que se encontró de bruces con un cisne negro, negrísimo.
El color negro suele simbolizar, a veces, algo sombrío. Algo negro…
Cuando has emprendido algún negocio, ya sea pequeño o no, estas acumulando experiencias. Estas, tendrían que servirte de más y volverte más “sabio”, pero no es así.
Quizá tu coach para emprendedor te preguntaría:
- ¿Cómo sabes lo que sabes?
- ¿Crees que tu pasado te ayuda a predecir el futuro?
- ¿Para que nunca esperamos los sucesos imprevistos?
Ruperto sabe lo que sabe por experiencias. Aprendió que sus “fracasos” eran errores que le hacían crecer, para estar atento a sus soluciones por si volvían a aparecer. En otra ocasión, se encontró con una situación de negocio que le recordaba mucho a otra casi exacta. Supuso que tomando una decisión, en base a su experiencia, el resultado sería similar. Esa decisión era diferente a las que solía tomar. Tenía más riesgo y no podría controlar tanto con él quisiera.
Hizo algo diferente a lo habitual y obtuvo resultados diferentes, en base a sus experiencias. Esto no le hace más sabio, pero sí, puede “predecir” un poco más su presente/futuro.
Ruperto le encanta las frases de Bertran Rusell. No sé a ti, pero a mí también me gustan bastante. Cuenta la historia de un pollo que estaba feliz en su corral. Sus amos le alimentaban diariamente y por ello, pensaba que eran muy amables con él y le querían…. Nuestro amigo, el pollo, poco podría presagiar que en unas semanas finalizaría sus días alimentando a estos amables y buenos humanos. Puedes cambiar el pollo por lo que quieras. También lo puedes cambiar por ti mismo, claro.
Ruperto ha conocido y compartido negocios con algunos socios y empleados, que le apreciaban, le respetaban y sonreían. Pero un día, unos le querían robar un cliente o el otro supuesto socio, montaba un negocio alternativo y se llevaba a sus mejores empleados. Sí, esos que tanto le respetaban.
Ruperto no creía en los cisnes negros. Todos los cisnes son blancos hasta que se demuestra lo contrario. Al no creer en los cisnes negros, todo lo impredecible te pilla por sorpresa.
¿Sorpresa? Quizá no tanta. Como no quieres aceptar los sucesos imprevistos, no tienes en cuenta todo aquello que te está avisando de lo que no quieres darte cuenta. Lo pasas por alto.
En el próximo articulo te cuento el cisne negro que casi le cuesta a Ruperto perder su empresa.
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