"Cuando abra la puerta y me asome a la escalera, sabré que abajo empieza la calle; no el molde ya aceptado, no las casas ya sabidas, no el hotel de enfrente; la calle, la viva floresta donde cada instante puede arrojarse sobre mí como una magnolia, donde las caras van a nacer cuando las mire, cuando avance un poco más, cuando con los codos y las pestañas y las uñas me rompa minuciosamente contra la pasta del ladrillo de cristal, y juegue mi vida mientras avanzo paso a paso para ir a comprar el diario a la esquina".(Historias de Cronopios y de Famas, Julio Cortázar)
¿Qué es Historias de Cronopios y de Famas? Un libro que contiene lo siguiente: Instrucciones detalladas para subir una escalera, sobre la forma adecuada de llorar. Anécdotas de una curiosa familia en la calle Humboldt aficionada a posar tigres y construir patíbulos en el jardín de su casa. Historias de un señor sin cabeza y de un mundo tan lleno de escritores que ya no posee papel ni tinta para nada más. La geografía de las hormigas. O las costumbres e historia íntima de los cronopios (que dan nombre al libro), las esperanzas y las famas, que tanto nos dicen sobre nosotros mismos. Todo esto y más aguarda en este libro pequeño e inclasificable.
Un genio argentino (y no es Messi)
A veces, pensando en autores que admiro y en las formas de escribir bien, suelo hacer uso de una clasificación en cuanto al talento muy particular: para mi existen tres grados: los que escriben bien, los que escriben muy bien, y los genios.
Los que escriben bien son aquellos que han alcanzado un dominio formal de la lengua y la escritura. Parece evidente, pero no es nada fácil llegar ahí: hace falta mucha preparación, es como dominar un instrumento musical. Es necesario ser muy exigente con uno mismo y perfeccionista en los detalles, a la vez que se crea un estilo propio que articule el discurso. Es el punto básico al que aspiramos o deberíamos aspirar todos aquellos a los que nos gusta escribir. Aquí estoy yo, todavía intentando alcanzar ese punto :_)
Siguiente escalón: los que escriben muy bien. Son aquellos que poseen ya un estilo depurado y exquisito, en el que forma y fondo se combinan como un todo bien engrasado: aquí incluiría a casi todos los escritores que admiro, como George Orwell, Muñoz Molina, Doris Lessing, y tantos otros.
Finalmente, están los genios: aquellos que no solo escriben muy bien, sino que son capaces de jugar a su antojo con el idioma, de hacer auténticos malabarismos con él, rompiendo convenciones y encontrando atajos donde nadie más los ve. Haciendo un símil futbolístico, los genios serían los Messi y Maradona de la literatura. Incluyo aquí entre otros a Pablo Neruda, Miguel Hernández, Nabokov, Dostoievsky… o Julio Cortázar.
Una recomendación
Era un adolescente cuando descubrí a Julio Cortázar y por suerte este fue el primer libro que leí de él (probablemente si hubiera comenzado por Rayuela, su obra más conocida y aplaudida, lo habría descartado). Éste, en cambio, es una fantástica puerta de entrada al autor argentino. Todo lo que le hará grande está ya aquí: la capacidad para subvertir el orden establecido, para cuestionar la cotidianeidad; la ironía, el dominio de la lengua y la aguda observación social. Es un libro muy asequible incluso para aquellos que dicen (que creen) que no les gusta leer
Si te gusta, mi recomendación es que sigas con los cuentos, recopilados en varios libros como Bestiario, y Todos los fuegos, el fuego. Cortázar es un autor que se crece en las distancias cortas. Resérvate para el final Rayuela, probablemente la novela más vanguardista y rompedora escrita en español desde el Quijote.
Y ahora, lo prometido en el título: ¿qué es un cronopio? Pues quién mejor que el autor para explicarlo: