El uso más típico de los firewall es situarlos entre una red local privada e Internet, de tal modo que se pueden controlar las comunicaciones entrantes y salientes a nivel de servicio. Por ejemplo, podemos permitir el acceso a determinados usuarios a Internet y a otros no, o podríamos permitir o no hacer FTP, etc. Así mismo, actúa como una barrera de accesos no deseados de personas o sistemas ajenos desde Internet a nuestra red local. Y hay algunos que permiten conectarse desde Internet si el usuario se ha validado con un usuario y contraseña, pudiendo acceder a determinados puntos de la red, como un servidor de datos, etc.
El dispositivo suele estar implementado en un pequeño aparato, con un pequeño software. No obstante, existen software que se instalan en ordenadores que pueden llegar a monitorizar redes de ordenadores y complejos sistemas de comunicación.
Instalar y configurar un firewall no suele ser sencillo, depende siempre de los requisitos del cliente y existen una gran variedad en el mercado y con todo tipo de precios. Por lo tanto, si está pensando adquirir uno, primero plante a su técnico de soporte informático su caso y así podrá asesorarle para tener un firewall acorde a sus necesidades.