Publicado por Ezequiel López
No sé reconocer un politólogo cuando lo veo, pero creo que podría reconocer un político. Y Monedero no lo parece, cosa que habla en su favor, aunque esto lo convierte en un inútil para el sistema. Sí, en estos términos es un inútil, afortunadamente para él y para muchos que se rascan la barriga pensando que el fin de Podemos está cerca.
A veces entre rivales se otorgan poderes mágicos, frutos del temor, del desconocimiento o tal vez de ambos. Es común poner la televisión o leer uno de los grandes periódicos y ver como nos plantean una cúpula de Podemos con un Napoleón Iglesias a la cabeza, tramando con sus lacayos el gran golpe del siglo, una estrategia perfectamente preparada donde cada movimiento parece una genial y maquiavélica jugada ensayada que conseguirá reclinarnos sobre nuestras rodillas y adorar al nuevo líder.
Sin embargo yo lo que veo es una partida de ajedrez sí, entre dos jugadores, uno inexperto y otro curtido en mil batallas. Uno de los dos ve un movimiento inesperado, un movimiento poco lógico, dejar una pieza clave al aire.
Entonces un escalofrío recorre su cuello y piensa ¿¿Será una trampa??, en efecto, sólo es un error de jugador nervioso, al que sólo le queda disimular y aparentar que tal vez sí sea un movimiento genial. Nervioso porque están empezando a aparecer cosas que tal vez intuyó en los libros, pero que en persona te hacen sudar. Lo que no sé es quién es el jugador exactamente.
Torpe, Monedero simplemente ha sido torpe, simplemente nos queda esperar no pagar su torpeza y que de verdad se encargue de fomentar las bases de ese pseudo Frente Cívico que forman los círculos. En los cuales, y para sorpresa de muchos, apenas se habla de política.
Como mencionaba el bueno de Joaquín Saravia en https://nohaycloacas.wordpress.com/2015/05/03/yo-no-soy-politologo/ , tras décadas de paro, corrupción y cachondeos disimulados por Cofidis y compañía, todo este asunto explota en un río de megáfonos y proclamas que expresan el enfado de la mayoría. Incluso los que ahora parecen ver una intención pura y filántropa en el 15M, entonces se reían de la panda de desarrapados.
La cristalización más o menos perfecta, capitalización si queremos ser desconfiados, de este movimiento era necesaria. El Sistema (en efecto, existe), es perfecto por definición, perfecto en lo suyo.
Si la gente sale con furia y civismo a la calle, esto se convierte en el pitorrillo de la olla exprés que impide que nos encontremos el techo de la cocina lleno de potaje. ¿Qué ocurre? Una vez más, el ser humano es un ser increíble y bello, la queja perpetua en la que vivimos, suspirando por las esquinas que ojalá apareciese un elemento con voluntad de cambio capaz de al menos refundar el pacto social, en forma de proceso constituyente o en la forma que sea…Si aparece alguno, vemos en él al demonio que nos tiende la mano, porque la desconfianza antes nunca usada contra ningún partido, ahora se ha despertado de golpe. El cambio de moneda indignada está a un estornudo de Errejón por tres cuentas en Suiza de cualquier otro.
Lejos de ver esto con rabia, tenemos que ver aquí un éxito de Podemos que nos beneficia a todos, ha tenido que levantar de la siesta democrática a todos los partidos existentes. Ha hecho que un ministro de Hacienda levante la vista del iPad. Y que nadie dude que serán las elecciones en las que más profundamente se vayan a leer los programas.
O al menos eso pensaba, hasta el último acelerón de Ciudadanos. ¿Dónde está la desconfianza ahora? ¿Cuando vemos a tanto medio alabar a una figura no nos da que pensar ni un poquito, ni ver la menor traza de intenciones de ningún ente?
Una vez más, el Sistema, perfecto y superlativo, ha sabido (y tardado en reconocer) los nuevos tiempos para usarlos en su favor, a una acción sigue una reacción que devolverá el equilibrio, el status-quo. La mejor estrategia es ensalzar una corbata. No puedo sentir sino decepción, de que hemos dado un paso atrás, y volverá a pesar más la foto que el programa. Es la única explicación que le encuentro a que no acabemos de hundir el modelo PP y en lugar de eso, le demos un trago de la fuente de la eterna juventud.
Monedero es un intelectual, eso pensaba… tal vez inocente fuera de su biblioteca. Pero recuerdo su capacidad de hablar de Marx en términos en los que nadie sentía ganas de irse de la habitación, cosa meritoria. Decía: “Marx vivío en un tiempo en el que el Sistema actuaba sin velos y podían reconocerse los actores de la obra perfectamente”. Hoy tenemos grandes velos, y también grandes medios. Y por supuesto, Caballos de Troya de las élites.
Tal vez el escenario final que nos espera sea el de Andalucía, donde el consenso tendrá que llegar sí o sí. Hay quien ve inestabilidad en estas situaciones de múltiples actores, sin recordar que un enfermo puede estar estable dentro de la enfermedad. ¿Es eso lo último que prioriza? La estabilidad de los mercados es pintarle coloretes a la mujer con tuberculosis.
La base de la democracia, que a nadie se le olvide, es el referéndum. Y no veo demasiados partidos con ganas de utilizarlo. Cosa común es encontrar entre los adeptos de lo neoliberal el apoyo de la figura del tecnócrata, alguien que entiende del asunto y que debe estar ahí. Mucha gente relaciona directamente este término con la derecha. No tiene nada de malo el uso de estos “expertos”, pero con un gran matiz. Un país no es una empresa, ni debería serlo un Hospital ni una Universidad. Pero estas últimas sirven para algo, y debemos contar con la opinión y propuesta de los que dedican su vida a una materia, sean politólogos, economistas y lo que venga. SÓLAMENTE válida con la aprobación y consenso de la gente en referéndum. Si un politólogo no sirve para mejorar la política,¿ qué sentido tiene la Universidad?¿ La hemos convertido realmente en la industria del borrego y del pasatiempo?