Una intifada es un levantamiento popular contra una fuerza ocupante o Gobierno opresor en Oriente Próximo. El concepto deriva del árabe náfada, que significa ‘temblar’ o ‘sacudir’. Desde los años ochenta se vinculan con la lucha palestina contra la ocupación israelí de Cisjordania y Gaza, pero las intifadas se han producido en más territorios.
El término “intifada” se utilizó por primera vez en 1952 para describir las protestas iraquíes contra la monarquía hachemita, entonces gobernante. También dio nombre a los levantamientos en el Sáhara Occidental de 1970 y 2005 contra la ocupación española y marroquí, respectivamente. En el Kurdistán semiautónomo del norte de Irak existe un término análogo, serhildan, para denominar las revueltas del pueblo kurdo contra Turquía.
La resistencia palestina comenzó siendo pacífica
La primera intifada palestina comenzó en diciembre de 1987, después de que un camión israelí matase a cuatro palestinos en una colisión de tráfico en la Franja de Gaza. El movimiento se extendió por todo el territorio, alimentado por la humillación ante la ocupación israelí, el abandono internacional y la pobreza. Su objetivo era la autodeterminación del pueblo palestino y formar un Estado propio. El levantamiento lo lideraron Fatá, el Frente Popular para la Liberación de Palestina y el Partido Popular Palestino, tres partidos que conforman la Organización para la Liberación Palestina (OLP), y tuvo un carácter eminentemente pacífico. La resistencia y la sociedad civil se inclinaron por el boicot económico, el impago de impuestos y por desobedecer a la autoridad israelí.
Siete décadas de conflicto israelí-palestino
En 1988, el entonces líder de la OLP, Yasir Arafat, proclamó el Estado de Palestina a la par que reconoció al de Israel en la Declaración de Independencia, con la que admitía la coexistencia de un Estado árabe y otro judío que propuso la ONU en 1947. Esto no gustó a la organización recién nacida Hamás, que no quería ceder ante Israel. Descontenta con la decisión, se levantó como partido rival y se lanzó a la lucha violenta.
La intifada capituló en 1993 con la firma de los acuerdos de Oslo entre la OLP y el Gobierno israelí, que pasaba a reconocer a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) como el órgano soberano sobre la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este. El levantamiento dejó 1.200 palestinos muertos frente a 179 israelíes, pero consolidó el movimiento de resistencia, organizó a la sociedad civil palestina y se ganó el apoyo de la opinión pública internacional, que percibió a Israel como un Estado que oprimía a un pueblo que se defendía con piedras.
Se acabaron las buenas formas
La segunda revuelta, sin embargo, no tardó en llegar. La visita en el año 2000 de Ariel Sharon —entonces líder del partido conservador israelí, Likud— a la Explanada de las Mezquitas se vio como una provocación, porque allí se encuentra la mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado del islam. En rechazo, los jóvenes palestinos iniciaron la segunda intifada, pero la participación popular no fue tan abrumadora como en la primera, dado que la propia población palestina estaba desencantada con la corrupción de Arafat y su partido, Fatá.
Israel tiene que decidir: no puede ser una democracia, un Estado judío y controlar toda Palestina
Los protagonistas esta vez fueron los propios partidos de resistencia —Hamás, la Yihad Islámica, Fatá—, que cometieron atentados suicidas, emboscadas y asesinatos. Israel contestó a la violencia aumentando el control territorial, destruyendo infraestructuras básicas y construyendo en 2002 un “muro de seguridad” en Jerusalén y Cisjordania, por medio del cual se anexionó un 10% más de territorio palestino y marginó a la comunidad.
Las represalias israelíes destruyeron el 33% de los negocios y el 60% de los empleos palestinos, por lo que aumentó la pobreza entre la población. La intifada terminó en 2005, con 3.135 palestinos muertos, frente a 950 israelíes, y ningún acuerdo. Esta vez, la opinión pública occidental cambió a favor de Israel debido a la violencia de la resistencia palestina.
Las réplicas del terremoto
En 2007, la ANP animó a la población a iniciar una tercera intifada pacífica con la que paralizaron la construcción del muro en los pueblos cisjordanos de Budrus y Bil’in y boicotearon los productos fabricados en asentamientos israelíes. Pero la violencia se retomó en 2015 con la “intifada de los cuchillos”, cuando grupos de judíos entraron a rezar a la Explanada de las Mezquitas. Decenas de jóvenes palestinos, frustrados por la opresión israelí y la crisis económica, se coordinaron por redes sociales para apuñalar a policías y ciudadanos israelíes durante tres años. La comunidad internacional lo vio como una señal de la radicalización de la población palestina, infundada por los grupos yihadistas del territorio.
¿Quién gobierna en Palestina?
En 2017, Hamás animó a los palestinos a levantarse en otra revuelta cuando Estados Unidos reconoció Jerusalén como la capital de Israel. Las protestas fueron masivas en Cisjordania, Gaza y en los países musulmanes. En abril de 2021 estallaron de nuevo en otro levantamiento contra el desalojo de palestinos en Jerusalén Este y las restricciones durante el mes de Ramadán. Los bombardeos que siguieron entre Hamás e Israel son los más graves desde la segunda intifada. De hecho, se habla de la “intifada de Sheij Yarrá”, ya que en ese barrio palestino de Jerusalén Este se identifican elementos de levantamientos anteriores, como la relevancia de Hamás, la precariedad de las armas palestinas en comparación con el preparado Ejército israelí y la coordinación a través de internet.
¿Qué es una intifada, el levantamiento contra una fuerza ocupante o Gobierno opresor en Oriente Próximo? fue publicado en El Orden Mundial - EOM.