No se debe sacudir a un bebé nunca, ni si quiera aunque los padres se encuentren frustrados o no sepan cómo calmar el lloro del bebé. Es cierto que algunos padres lo hacen por frustración, y otros por no saber qué hacer, pero hay que tener en cuenta que sacudir o zarandear a un bebé no lo calmará sino más bien todo lo contrario.
De hecho, existe un mal conocido como el Síndrome del bebé sacudido que afecta a bebés de menos de dos años zarandeados o sacudidos por sus padres, y consiste en un traumatismo o lesión cerebral que sucede cuando se sacude con violencia a un bebé, sabiendo que los bebés desde los dos a los cuatro meses tienen más riesgo, y sucede más en bebés que no llegan al año de edad, sin embargo no afecta tanto a mayores de dos años (a no ser que se produzcan sacudidas muy violentas).
El Síndrome del bebé sacudido se produce porque los músculos del cuello del bebé son demasiado débiles y la cabeza es pesada y grande, lo que hace que las sacudidas hagan que el cerebro salte dentro del cráneo afectando hasta el punto de llegar a causar daños cerebrales grandes, o en el caso más extremo a la muerte.
Las lesiones del Síndrome de bebé sacudido se suelen reconocer por fracturas de huesos y costillas, daños en cuello y médula espinal, hemorragias y cerebro, etc. Si un bebé presenta vómitos, gran irritabilidad, convulsiones, falta de hambre, piel pálida, letargo, problemas respiratorios, temblores, contusiones, etc, puede ser que tenga este mal, lógicamente si se le ha sacudido o zarandeado.
Para hacernos una idea de las consecuencias de sacudir o zarandear a un bebé, las consecuencias de este mal, además de la muerte, pueden ser la ceguera, daños del cerebro, pérdida auditiva, retraso mental, ataques epilépticos, trastornos de aprendizaje y habla, etc.
Hay que tener en cuenta una cosa muy importante, y es que el Síndrome del bebé sacudido puede evitarse: no sacudir nunca al bebé.
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