Las encías pueden sangrar por varios motivos. Si se da el caso que nos sangran por causas externas (como rascar demasiado con el cepillo o hacer un mal uso del hilo dental) de forma excepcional, no debemos preocuparnos en exceso puesto que lo único que sufrimos es de encías sensibles.
Pero el continuo y frecuente sangrado de encías, aún llevando una correcta higiene de la boca, puede de ser debido a la presencia de alguna enfermedad periodental que tal vez tenemos pero no sabemos.
Si el sangrado sólo ocurre esporádicamente y es por causas externas podemos darte varios consejos naturales que calmarán tus encías.
Las hojas del frambueso, preparadas en infusión, son una de las soluciones que suele dar mejores resultados. Para preparar el brebaje sólo necesitaremos un par de cucharadas de hoja de frambuesas que vamos a hervir en un litro de agua. Cuela el preparado y utilízalo a modo de enjuague bucal.
Otro de los remedios populares más usados para la gingivitis son los enjuagues de agua salada, colocando una cucharada de sal por ¾ de vaso. Realiza gárgaras después de cepillarte los dientes, y preferiblemente una vez durante la noche. La sal en agua ayudará a desinfectar las bacterias de las encías y a bajar la dolorosa inflamación.
Para prevenir la aparición de sangrados, resulta fundamental eliminar el hábito de fumar. El tabaco no hace más que agravar el sangrado de las encías y deteriorar su sensibilidad, aparte de teñir las encías de un desagradable color oscuro.
A la hora de cepillarte los dientes, elige un cepillo con las cerdas lo más suave posible (puedes consultar con tu odontólogo) y evita los típicos enjuagues bucales comerciales si contienen alcohol.
De la misma forma, una vez terminado el cepillado pásate entre los dientes cuidadosamente un hilo dental, puesto que ayudará a que la placa bacteriana no se acumule entre las encías.
Si aún después de ir aplicando estos remedios no mejora y/o empeora tu situación visita a tu médico de confianza.