Revista Opinión

¿Qué esconde el tratado comercial entre la UE y EEUU?

Publicado el 11 enero 2015 por Gsnotaftershave @GSnotaftershave
obama-barroso-van-rompuy

El ex presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y los presidentes de EEUU, Barack Obama, y del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, en la visita de Obama en marzo 2014 a Bruselas / Consejo Europeo

A primera vista, todo son ventajas. La economía de la Unión Europea (UE) crecería 119.000 millones de euros anuales con la firma del Tratado de Libre Comercio e Inversión (TTIP en sus siglas en inglés) con Estados Unidos, mientras que la economía estadounidense aumentaría 95.000 millones de euros anuales. Además, este tratado convertiría la UE y EEUU en el área comercial más grande del mundo, ya que ambas zonas representan el 60% del PIB mundial. Obviamente, todo ello iría acompañado de generación de empleo y prosperidad, pero ¿es oro todo lo que reluce?

Pues bien, desde que se iniciaron las negociaciones del TTIP en febrero del 2012 hay muchas incógnitas al respecto, ya que todo se está negociando en absoluta privacidad y se ha evitado generar ningún tipo de debate político. Este absoluto secretismo hace que organizaciones de la sociedad civil teman que la firma del TTIP implique modificaciones sustanciales en la legislación europea en temas tan sensibles como el trabajo, el medio ambiente o la calidad de nuestra alimentación.

Y, precisamente, las críticas de la sociedad civil por esta falta de transparencia han sido tan duras que esta misma semana la Comisión Europea se ha visto obligada a publicar en su web sus propuestas en esta negociación.

“Estoy francamente satisfecha de que podamos empezar el año cumpliendo el compromiso que contrajimos ahora hace justo un poco más de un mes para mejorar nuestra transparencia”, dijo el 7 de enero la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström. En total, el tratado tiene 24 capítulos agrupados en tres apartados: acceso al mercado, cooperación regulatoria y el desarrollo comercial sostenible.

En el primer apartado, la propuesta básica de la UE es eliminar las barreras arancelarias lo que, a su juicio, contribuiría a dinamizar la economía, que las empresas europeas exportaran más a Estados Unidos y, por ende, generar más empleo. Bruselas propone que todo ello se vaya haciendo gradualmente para que las empresas tengan tiempo de adaptarse.

En este apartado de incluyen los capítulos del sector servicios y de contratación pública. En ambos casos se apuesta para que haya una mayor transparencia de las normas, que las empresas de Estados Unidos y Europa tengan las mismas oportunidades de operar en ambos lados del Atlántico y facilitarla movilidad de profesionales como arquitectos o abogados. Una de las peticiones de la UE, por eso, es que los gobiernos podrán proteger los sectores de servicios públicos sensibles como la sanidad y la educación, así como mantener sus propias legislaciones laborales o medioambientales.

En materia de cooperación regulatoria, la propuesta de Bruselas es que autoridades europeas y estadounidenses trabajen conjuntamente para encontrar un marco regulador común de los requerimientos técnicos de los productos que se comercializan como pueden ser su talla, diseño, el etiquetaje o el embalaje. Con ello, se quiere eliminar o reducir los procedimientos duplicados durante la revisión de un producto, que encarece su coste.

La Plataforma No al TTIP

La Plataforma No al TTIP Mallorca en una manifestación en Palma el pasado 11 de octubre / Europa Press

Uno de los puntos controvertidos de este apartado es el capítulo que hace referencia a la salud animal o de las plantas para lo que la UE pide que se trabaje conjuntamente en regular los requisitos fitosanitarios.  El tema espinoso de este capítulo es que En Estados Unidos se permite la manipulación genética de las plantas, conocido como transgénicos, por lo que uno de los temores de la sociedad civil es que el TTIP modifique legislación europea al respecto para que pudieran entrar estos productos, algo que Bruselas ha negado.

“La modificación genética de los organismos está sujeta a una proceso de autorización de acuerdo a la legislación comunitaria. La TTIP no cambiará esta ley”, promete la UE al respecto en la reciente publicación.

En el tercer apartado se incluye como debe ser este desarrollo económico que según la UE debe respetar unos parámetros laborales y de los derechos del trabajador de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), así como preservar el medio ambiente. En este sentido la UE se compromete a: “guardar nuestro derecho de poner los altos niveles de protección ambiental y de trabajo y evitar cualquier marcha atrás” y más adelante especifica que “la legislación de medio ambiente de la UE no se negocia en el TTIP”.

En este contexto, uno de los puntos controvertidos es el fracking o fracturación hidráulica un modo de explotación para obtener petróleo o gas que consiste en perforar el subsuelo, luego inyectarle agua con otros agentes químicos para incrementar la perforación y así facilitar la salida del gas o el petróleo. Este sistema permite conseguir el recurso a bajo precio, pero puede tener un gran impacto ambiental, ya que mueve los gases de lado, se requiere de mucha agua y, además, contamina los acuíferos y el subsuelo, entre otros.  En este aspecto, la UE deja vía libre a los estados miembros sobre si utilizar este modo de extracción o no.

Otra de las preocupaciones es cómo va afectar esto a las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES) y si sus productos van a poder competir contra las grandes compañías estadounidenses. En Europa hay 20 millones de PYMES que emplean alrededor de dos terceras partes del sector privado y que entre 2002 y 2010 crearon el 85% de los trabajos. La UE se compromete a escucharlas a lo largo de este proceso de negociación.

Aún así tras la publicación de los textos, la Defensora del Pueblo Europeo, Emili O’Reilly, a través de su portavoz, Gundi Gadesmann, valoró positivamente que se dieran a conocer estas propuestas, pero pidió que los europeos puedan acceder a toda la información antes de que se firme el tratado. “Creemos que tiene que haber más transparencia en los textos consolidados de la negociación, especialmente en lo que se refiere a la posición estadounidense. Y eso tiene que hacerse antes de que termine la negociación”, expuso Gadesmann, según unas declaraciones que recoge Euronews.

En febrero tendrá lugar la próxima ronda de negociación en Washington. Cabe destacar que todo esto son las propuestas de la UE, simplemente propuestas, por lo que se pueden ver modificadas en el transcurso de la negociación. Y la verdad es que lo que ahí se está debatiendo y cuál será su resultado final, realmente, no se sabe, ya que todos los encuentros se hacen a puerta cerrada. Así que la pregunta es: qué esconde el TTIP que no se puede dar a conocer.


Volver a la Portada de Logo Paperblog