¿Qué está sucediendo en la actualidad?
Siempre he considerado importante iniciar con el planteamiento de preguntas que nos lleven a cuestionarnos y este ¿Qué nos está sucediendo?, lo hago a modo de referencia y en relación con los crecientes problemas ambientales, sociales, a la falta de esperanza, la falta de tiempo para compartir en familia, a la desintegración familiar y sobre todo a la pérdida de valores (o transformación) que se vive en la actualidad.
Las personas no estamos tomando conciencia sobre todos estos temas que nos están afectando y principalmente a nuestra población más vulnerable que son los niños y las niñas.
Hace algunos años, los niños tenían espacio para la recreación, compartían con otros niños, hacían más ejercicio y sobre todo formaban pequeños espacios de diálogo en donde exponían sus pensamientos o inquietudes y trataban de darle respuesta. Pero todo este proceso de la globalización, a pesar de sus beneficios tecnológicos y comerciales, ha provocado una individualización y transformación de la sociedad.
Los niños han perdido el deseo de compartir con otros y lo han cambiado por la computadora o los juegos electrónicos. Los espacios de las casas son reducidos y no hay suficientes zonas verdes para la recreación por la creciente demanda habitacional que existe. Los padres y madres corren y corren para darles una mejor calidad de vida a sus hijos en la parte económica, pero por el tanto ajetreo diario se han olvidado de la parte más fundamental de la dedicación de tiempo a los hijos.
La demanda de cariño que expresan los niños en el salón de clase es demasiada, ellos piden a gritos amor, abrazos, besos y aunque como maestras sacamos nuestro tiempo para tratar de solventar esta carencia afectiva, sabemos que lo que más necesitan es el afecto de su familia. Todos hemos tenido el caso del niño llave por lo menos una vez, donde nadie lo espera al regresar a su casa.
Todos los días cuando se escuchan, ven o leen las noticias lo primero son los robos, asaltos, sicariatos, narcotráfico y demás problemas que son solamente una voz de alarma que crece para llamarnos la atención; pero aún así no hemos hecho nada.
Es momento de hacer un alto, papás y mamás, y ver alrededor la sociedad y el mundo actual en el que se desenvuelven sus hijos, mirar sus ojitos brillantes y darles una gota de esperanza y muchas de amor. No podemos cambiar todo pero el dedicar un rato de nuestro tiempo a ellos es la mejor recompensa que pueden darles. Los niños no viven del dinero o de los objetos materiales, esto los hace ser jóvenes materialistas y consumidores poco reflexivos; sino que viven del amor y la paciencia, así es como podemos tener familias sanas que transformen está sociedad.
Recuerden:
“Si ayudo a una sola a tener esperanza, no habré vivido en vano”. Martin Luther King
Demos esperanza a nuestros niños, seamos entes proactivos y modificadores de esta sociedad.
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