Es estremecedor. Sin embargo, no escribo este post para quedarme en el drama, sino para buscar explicaciones que puedan facilitar soluciones:
- En primer lugar, aunque el llamamiento por parte de la sociedad, a través de diferentes colectivos (médicos, psicólogos, educadores, padres...), para que se incremente el número de psicólogos en la atención primaria, está siendo fuerte y necesario, no podemos quedarnos ahí. Hemos de abordar el tema de la salud mental desde la prevención y el tratamiento de la enfermedad, pero también desde la promoción de la salud mental (que no deja de ser otra manera de prevenir).
- En segundo lugar, todos (médicos, psicólogos, educadores, padres... políticos, por supuesto) hemos de estudiar lo que está pasando. Tomárnoslo muy en serio. Y eso requiere tiempo e inversión. No hay que buscar explicaciones sencillas que lleven a soluciones fáciles pero ineficaces. Es de bastante sentido común pensar que el incremento de suicidios no se debe a un único factor, como podría ser, por poner un ejemplo, la pandemia, sino a diversos factores interrelacionados. Algo, probablemente, estamos haciendo mal como sociedad cuando crecemos económica y tecnológicamente, pero decrecemos espiritualmente hasta el punto de que muchas personas deciden quitarse la vida. No todos los que se suicidan son enfermos mentales, sino que hay muchos con depresión y otras alteraciones del estado de ánimo. Se quita la vida el que sufre hasta tal punto que no encuentra esperanza más allá de la muerte. Estudiemos y detectemos las causas y podremos hallar soluciones... aunque estas impliquen un cambio en nuestro estilo de vida.
- Y, por último, no quiero hablar solo de los que se van y del sufrimiento de las familias. También es importante mencionar a los que se quedan. Esas personas que han luchado y están luchando, con (que no contra) sus problemas, con sus taras, con sus miedos y con el dolor, y que viven, y quieren vivir, y que, muy probablemente, con ayuda, esfuerzo y tiempo, van a conseguir vivir una buena vida, con penas y amarguras a veces, pero también con muchas alegrías y amor. Ellas y ellos son fuente de inspiración. No porque no sufran sino porque precisamente eligen avanzar agarrando fuerte su sufrimiento... y más fuerte aún las manos de los que se prestan a ayudarlos.
Teléfono contra el suicidio: 911 385 38
Teléfono del la Esperanza: 717 003 717
Y en este enlace dispones de guías de autoayuda para la prevención del suicidio: https://tuteticontigo.com/telefonos-de-prevencion-del-suicidio-en-espana/
Cuestiona todo lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad.
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Y recibe este abrazo.