Una de las ideas básicas del Informe de Desarrollo Humano en Chile 2015 es que vivimos en los tiempos de la politización, y que esos tiempos son un asunto social (propiedad del conjunto y no de cada individuo). A su vez se enfatiza diversidad de formas que toma el involucramiento (o sea que ‘politizarse’ no es un tema lineal que va desde nada a total politización). Sin embargo, hay que reconocer que el hábito de pensamiento común en la actualidad es uno que piensa la sociedad como resultado de agregar situaciones individuales y que tiende a pensar en términos lineales de menos a más, entonces tiene sentido hacer un análisis que piense la politización de esa forma.
Pensando de esa forma resulta útil recuperar un índice de politización subjetivo, que fue desarrollado en alguna de las etapas de elaboración del Informe. Este fue creado a partir de las siguientes indicadores: Tener posición política (P93, P94), declarar que la política influye en la vida (P100), declarar interés en la política (P85), conversar sobre política (P91a, P91b, P91c). El índice tenía una confiabilidad de 0,7 y una media de 0,35 (con un rango de 0 a 1). Este es un índice de politización además restrictivo: usando los conceptos que usa el Informe, es de politización sobre la política (i.e la relación con la política formal) más que sobre lo político (i.e todo el campo de la decisión colectiva). Pero teniendo la política institucional su relevancia no deja de tener algo de interés preguntarse que hace que las personas se involucren, al menos subjetivamente, con ella.
Al analizar este índice se encontró:
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Que no hay mayor asociación entre politización subjetiva y malestar con la sociedad. Una regresión directa entre el Índice de Malestar con la Sociedad y el Índice de Politización Subjetiva no es significativo y lo mismo ocurre con Politización Objetiva.
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Y que lo anterior fuera declarado sorpresivo. Las sorpresas siempre indican expectativas instaladas que no se cumplen. Ahora, si lo que sucede en una sociedad sorprende a quienes participan en ella eso quiere decir que no la conocen muy bien.
De hecho, y con ello entramos directamente en materia, ¿de quién es la sorpresa? Porque sí la sorpresa es de parte de una élite (y los investigadores de investigaciones relevantes y con impacto en la sociedad por definición son parte de, están relacionados con y comparten al menos parte de un sentido común con ellas), entonces lo que quiere decir es que la élite no conoce muy bien su sociedad. Y si esto es así, entonces que del Malestar con la Sociedad (o del déficit democrático o del déficit de igualdad) no se siga politización –en parte cuando politización se entiende como relación con instituciones políticas organizadas (o sean, a través de la élite) es relativamente claro. Las dificultades de la relación entre élite y sociedad se muestran también en el hecho, que hemos mencionado varias veces, que existe una alta preferencia por decisiones directas y horizontales y baja legitimidad de decisiones de los gobernantes.
Luego, si lo que pasa entre el malestar y la politización es un problema en torno a la relación elites-opinión pública, entonces tiene sentido buscar modelos de explicación de la politización que intenten dar cuenta de lo anterior (i.e que incluyan variables que digan relación con esa relación). Entonces, el ejercicio es observar qué dimensiones de las preguntadas en la encuesta, dando espacio a las preguntas sobre relación con representación política, pueden explicar la politización subjetiva.
En concreto, en el análisis se ingresaron las diversas escalas e índices creados por el PNUD (desde indices de demanda de cambio, de malestar (o de sus dimensiones constituyentes: confianza instituciones y valoración de oportunidades que entrega Chile), de autoritarismo, de respeto a la autoridad, de individualismo, de poder subjetivo, de déficit democrático y de igualdad etc (en los modelos que se presentan sólo quedaron las variables significativas) para observar el impacto de indicadores generales de subjetividad y de relación con el país. Además se ingresaron específicamente variables orientadas a analizar la relación con la representación: la P77 (Desde el retorno a la democracia los gobiernos han hecho distintas promesas al país. En general usted cree que estas promesas se han cumplido? ); la P78 (menciona alguien que admire o lo represente); la P82 (En su opinión, la política en Chile es: mejor, igual o peor que antes) y la P89 (¿Piensa usted que los partidos políticos, en general, son indispensables para gobernar al país?). Y finalmente, se ingresaron también las variables clásicas sociodemográficas (GSE, edad y sexo) para no confundir el efecto de otras variables con ellas. En las variables categoriales los NS/NR fueron eliminados del análisis (si se los incluye los resultados no varían sustancialmente y la tabla es más fácil de entender)
El resultado del ejercicio (usando STATA) son los siguientes:
En la tabla sólo se presentan las variables que tuvieron asociación significativa, y con ellas se obtiene un algo respetable 29% de R2 -que no es maravilloso pero tampoco es despreciable. Si bien todavía no explicamos la mayor parte de la politización, ya tenemos algunas claves relevantes.
Es interesante que, finalmente, sean variables de índole ‘política’ las que en general tienden a tener relación con la politización. O para decirlo en otras palabras, que variables que dicen relación con el diagnóstico del país (como demanda de cambio o malestar, o el déficit de igualdad) finalmente no tienen mayor relevancia. Sólo el índice de individualismo y el de poder subjetivo en redes tienen impacto, y ambos, lo tienen de forma positiva -aun cuando sus betas son relativamente bajos. De todas formas, que aquellos grupos más individualizados sean los más politizados no deja de ser interesante, y llama a tener más calma en análisis que plantean el impacto de una sociedad más individualizada en la politización.
La relación con la autoridad también tiene un impacto interesante. El índice de respeto a las decisiones de la autoridad tiene una relación positiva con la politización. Por otro lado, el índice de autoritarismo y tradicionalismo tiene una relación negativa con ella. Las relaciones inversas de ambos índices nos debieran precaver, en primer lugar, en pensar en los temas de autoridad como una sola cosa. Ahora bien, si se piensa no es tan extraño que sucedan esas relaciones. La politización implica, de alguna medida, creer que a través de la política se pueden lograr cosas; y como la política es el uso de la autoridad colectiva, no es extraño que quienes creen en la politización crean y defiendan que es necesario cumplir con las decisiones de la autoridad. Quien quiere cambiar la ley, necesita pensar que las leyes deben cumplirse. La defensa del autoritarismo y de la tradición, por el contrario, es un deseo que las cosas no cambien y se mantengan -y luego, es un rechazo a la acción del poder político como tal (más allá que mantenga el orden).
Por otro lado, el déficit democrático -el nivel en que se quiere más democracia de la que existe- tiene una relación positiva con la politización, lo que es esperable y razonable.
En términos de GSE y sexo se encuentra que ser ABC1 y hombre (que son las categorías de referencia) son más politizados. Es interesante que, una vez controlando por otras dimensiones, edad no tenga relación significativa con la politización.
Si pasamos a observar los efectos de las variables de relación con la representación encontramos que:
- P77 tiene como categoría de referencia 1 (las promesas se cumplen), pensar que las promesas se cumplen poco o nada (2) o no responder a la pregunta (3) tiene una dirección negativa con la politización –lo cual es perfectamente razonable. Los betas son bastante importantes -lo que nos muestra lo crucial de la evaluación de la efectividad real de la acción política)
- P78 tiene como categoría de referencia 0 (no mencionar líder), y no mencionar líder (1) tiene claramente un impacto positivo en la politización. El beta no deja de ser relevante a este respecto.
- P82 tiene como categoría de referencia 1 (la política es mejor que antes), y pensar que está peor (3) tienen una dirección negativa con la politización –lo cual sigue siendo perfectamente razonable. (Pensar que está igual, 2, tiene dirección negativa pero no es significativa la diferencia). El beta, en todo caso, es menor que en los anteriores casos.
- P89 tiene como categoría de referencia 1 (los partidos políticos son indispensables), y nuevamente las direcciones son bastante razonables: Pensar que no lo son (2) tiene un impacto negativo. Nuevamente, el beta es menor que las dos primeras variables.
En general, se puede observar que para explicar la politización hay que centrarse en lo que se piensa y cómo uno se relaciona con la política. Y que, en particular, efectos bastante relevantes los tiene pensar que la política algo hace (i.e se cumplen las promesas) y tener algún tipo de líder (o, sea tener algo resuelto el tema de la representación). Son estos elementos -más que la pura demanda de cambio o el nivel de malestar con la sociedad- lo que permiten entender porque hay personas que se politizan.