Valoración: 6,846.
Tráiler de la Película (VOSE)
Ficha
Título Original: Che strano chiamarsi Federico.
Director: Ettore Scola.
Guionistas: Ettore Scola, Paola Scola, Silvia Scola.
Actores: No hay actores (Documental).
Intervenciones: Tommaso Lazotti, Maurizio De Santis, Giacomo Lazotti, Giulio Forges Davanzati, Ernesto D'Argenio, Emiliano De Martino, Fabio Morici, Carlo Luca De Ruggieri, Andrea Salerno, Sergio Rubini, Sergio Pierattini, Antonella Attili, Vittorio Marsiglia, Vittorio Viviani, Fabrizio Serchia.
Productor: Guido Simonetti.
Fotografía: Luciano Tovoli.
Música: Andrea Guerra.
Montaje: Raimondo Crociani.
Diseño de Producción: Luciano Ricceri.
Diseño de Vestuario: Massimo Cantini Parrini.
País: Italia.
Lugares de Rodaje:
Fechas de Rodaje:
Año: 2013.
Duración: 92 minutos.
Edad: Apta para todos los públicos.
Género: Biográfica, Documental.
Estreno: 30-04-2015.
DVD (Venta):
Distribuidora: Surtsey Films, S. L.
WEB Oficial: WEB Oficial de la película en España.
Espectadores: 2.076.
Recaudación: 12.373,64 €.
Crítica
22-06-2015 – ANTÓN MERIKAETXEBARRIA
Homenaje a Fellini
Le honra al octogenario director italiano Ettore Scola ("Una jornada particular", 1977) el homenaje que rinde al galardonado cineasta de la misma nacionalidad Federico Fellini. Pero, trazar un perfil biográfico del director de Rimini es algo problemático, por cuanto como buen contador de historias que fue, su vida mezcla realidad y ficción a partes iguales, sazonada con un exuberante sentido del humor. Quizás, el actor Marcello Mastroianni de "La dolce vita" (1960) y "Ocho y medio" (1963), fue un vehículo que el cineasta utilizó para reinventarse a sí mismo. De tal manera, que vida y obra integran ese todo que contribuyó a crear su propio mito.
Con "Qué extraño llamarse Federico", Ettore Scola echa mano de documentales de archivo y recreaciones con actores para retratarle con todo el cariño del mundo. El resultado final es más que digno, sin llegar a entusiasmar como cabía esperar. Sin embargo, un sutil sentimiento agridulce se filtra a través de las imágenes de "Qué extraño llamarse Federico", ribeteadas de recuerdos poéticos, donde ocupan un lugar destacado sus humildes titiriteros, fieles representantes de la frágil condición humana.
Fellini se nutría de fuentes como el circo, los seres monstruosos que se exhibían en las barracas de feria, la comedia costumbrista e incluso la fotonovela. Porque este director no se sentía atraído por la verdad, sino por la mentira cinematográfica, la magia, el sueño, la deformidad y la locura. Engañosamente festivo, irreverente sólo en apariencia, su visión era la de un cineasta obsesionado por otorgar trascendencia a un mundo vacío. Cuando en un momento particularmente emotivo la cámara recorre los platós de los legendarios estudios romanos de Cinecittà (inaugurados por Mussolini en 1937), una suave melancolía impregna las imágenes del filme, a modo de añoranza por un cine que se fue, para no volver jamás.