Revista Política
La historia del pensamientosocial está marcada por diferentes ideas en busca de la sociedad perfecta o, almenos, de la ideal. La cantidad de posturas y matices sobre los grandesplanteamientos son casi inabarcables y desde diferentes áreas del conocimientose da más importancia a unas cuestiones o a otras.
Las ciencias sociales están muydiversificadas desde la sociología pasando por la filosofía, la ciencia política,la antropología, la historia, la economía, las teorías del derecho y lajusticia, la psicología… y así podríamos continuar citando las áreasconsensuadas y por supuesto todas las teorías que hay dentro de ellas. Ningunatiene la razón completa y todas tienen algo de verdad, aunque en su afán porser la mejor se olvidan de que teorizar sobre la evolución de losacontecimientos es un imposible si el sujeto de estudio es el ser humano.
Hace ya algún tiempo que el mundose polarizó en términos teóricos en dos ideas fundamentales: las de laizquierda con un estado fuerte, grandes apoyos sociales a los más necesitados yla igualdad como punto fuerte de su corpus teórico y las de la derecha, con unestado mínimo, el capitalismo como modelo económico y la libertad por encima decualquier valor.
Esta síntesis parece muy simplepero es el telón de fondo de lo que pretende cada uno de los bandos; sinembargo, hay una cuestión central que une las dos tradiciones de pensamiento yque conforma en esencia el gran error de ambas.
Una de las ideas más populares deMarx era la del triunfo del proletariado como final de un recorrido de cambioen el que el capitalismo fuera abolido. En esencia, la idea principal de AdamSmith sobre la mano invisible del mercado venía a decir lo mismo pero desde laperspectiva de la libertad en el mercado.
Las dos enfocan su mirada haciauna sociedad ideal, como si eso pudiera llegar a existir. Una visión erráticadel ser humano es pensar que puede llegar a un estado en el que permanecereternamente. La sociedad está formada por personas y, por tanto, lo que en ellaacaece sólo puede ser el resultado de sus acciones que son tan imprevisiblescomo cambiantes, ya saben “Donde dije digo, digo Diego”.
El cambio en sus diversas formas:transformación, evolución, degeneración, perfeccionamiento… es la única constante que se ha dado en la humanidaddesde sus inicios, cierto es que el ritmo ha sido muy distinto en función de laetapa, pero es innegable que ha sido así, y me atrevo a afirmar que lasposibilidades de que suceda de otra manera no son tan siquiera probables.
Si la teoría social basa suspresupuestos en fórmulas cerradas en las que un valor principal domina a lasociedad incluso más allá de las creencias de los humanos que la conforman, suaportación es pobre y se queda literalmente en “agua de borrajas”.
En muchas ocasiones escuchamosque una teoría ha fallado porque se ha hecho mal esto o aquello, la culpa es,por tanto, de la práctica, bien del comportamiento de las élites bien de lostrabajadores poco motivados… Pues claro que la culpa es de la dinámica social,pero si la teoría no la tuvo en cuenta porque no pudo o no supo ¿qué es lo queestá mal?