“Què falta me has hecho. Què mucho te quiero, què mucho te amo…”.
Estas palabras serìan lo primero que le dirìa Joaquìn Dàvila Cintròn a su adorada Carmìn si la vida le regalara la oportunidad de que ella volviera a comprenderlo. Pero a estas alturas, el Alzheimer se ha encargado de borrar de la memoria de su esposa aquellos años de felicidad y de pleno bienestar que viviò con èl.
A màs de 15 años del diagnòstico, hoy día Marìa del Carmen Quiñones Silva està postrada en una cama, ajena a reconocer a los suyos, a poder enunciar su sentir y ser consciente de la vida que le rodea.
Treinta y cinco años de matrimonio y cuatro de noviazgo… El amor sigue presente. Todavìa Joaquìn se mantiene fiel al compromiso de los primeros años de conocer a su Carmìn, de estar a su lado no sòlo en los buenos momentos, sino tambièn en los no tan buenos… “¡Què muchas cosas dejamos para despuès y no las hicimos, y ahora la vida no nos deja que esas cosas que tenìamos planeadas se hicieran! Es doloroso”, reflexiona Joaquìn, quien tambièn es mèdico internista, al abordarlo respecto a què le diría si ella tuviera un momento de lucidez. Por eso aprovecha para aconsejar a los hombres que “quieran, respeten y valoren a su pareja”. Difìcil aceptar Como toda persona allegada a un paciente de Alzheimer, las anècdotas antes del diagnòstico de su esposa abundan. “Uno de mis hijos trabajaba en Sears. Ella lo fue a llevar y se desviò para el hospital del àrea. Mi hijo me llama y me dice: ‘Papi, le vas a tener que quitar esa llave (del auto)’”, recuerda el doctor, residente de Guayama. Posterior a esto, las confusiones de Carmìn, los olvidos inusuales y las incoherencias fueron en aumento, asì como la insistencia en negar que algo serio le estaba ocurriendo. Pero las pruebas mèdicas se encargaron de confirmar la realidad del Alzheimer. “Aquello fue horrible porque Carmìn cambiò”, revela enfàtico. “Uno es mèdico de pacientes. Pero no es mèdico de los familiares para estas cosas. Se pierde la objetividad. Uno se siente frustrado”, añade Joaquìn, quien describe el Alzheimer como “una enfermedad devastadora”. En la actualidad, parte de la demostraciòn de su amor se manifiesta en su esmero por que su esposa, quien està en la etapa III de la enfermedad, cuente con los cuidados màximos. Cinco cuidadoras, con turnos que se dividen durante los siete dìas de la semana, componen gran parte de las atenciones que le brindan en su residencia. Intacto el amor
Joaquìn mantiene presentes los recuerdos de cuando la conociò, con ese cabello largo que la hizo tan distinta de las demàs; del orgullo de tener tres hijos con ella, de lo agradecido por el apoyo que le brindò como esposa y amiga a lo largo de todos los años.
¿Què extraña de aquella Carmìn? “Todo: el cariño, la compañìa, dialogar, el amor, las ocurrencias de ella... Las peculiaridades”, confiesa pensativo el mèdico, quien tambièn es colaborador de la Federaciòn de Alzheimer de Puerto Rico.La nostalgia lo invade al hablar de ella. Quizàs por eso, al final de esta entrevista, nos invitò a ver un dvd que le regalaron cuando celebraron el 30 aniversario, con imàgenes fotogràficas que repasan la vida en pareja de ambos junto con sus hijos. Los recuerdos parecen haber abandonado la memoria de Carmìn, pero no la de Joaquìn. Ojalà ella hubiera sido testigo de las làgrimas sutiles de su esposo al ver esas imàgenes fotogràficas, presentadas al son de una canciòn de Franco de Vita que narra: “Si me dieran a elegir una vez màs, te elegirìa sin pensarlo, es que no hay nada què pensar, que no existe ni motivo ni razòn para dudarlo ni un segundo, porque tù has sido lo mejor que tocò este corazòn, y que entre el cielo y tù, yo me quedo contigo...”.
Fuente: Primera hora
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