Revista Opinión

¿Qué fue de Jean Harrington?

Publicado el 10 septiembre 2019 por Manuelsegura @manuelsegura

¿Qué fue de Jean Harrington?

Dicen que aquel veinteañero, que soñó con ser portero del Real Madrid, se quedó prendado de aquella chica rubia, que anhelaba ser escritora, nada más verla en el ‘hall’ del Entremares, la pionera instalación hotelera que se edificó en la zona. El hotel está, aún hoy, enclavado junto al que los lugareños denominan Mar Mayor, es decir, el Mediterráneo, ya que al otro lado de la carretera que recorre esa lengua de tierra llamada La Manga se encuentra el Mar Menor, una especie de albufera de agua salada donde se han criado las doradas, lubinas y langostinos de sabor inigualable y que hoy, se diga lo que se diga, no es ni sombra de lo que fue.

Sería el representante artístico Enrique Herreros, que lo había conocido a través de Alfredo Fraile –quien luego sería su mánager durante años–, el que le hizo llegar al cantante la oferta de rodar una película autobiográfica, que se inspirara en la canción con la que acababa de ganar el Festival de Benidorm, en 1968: ‘La vida sigue igual’. Cuenta el propio Fraile en sus ‘Secretos confesables’ (Ed. Península, 2014) que en aquellos años había en Madrid una productora de cine llamada Dipenfa, cuyos dueños eran del Opus, a los que “les cayó en gracia la historia de Julio. Les parecía que el accidente y el reto de superación que el cantante había afrontado contenían las gotas necesarias de drama, ternura, fútbol y emoción para componer un relato cinematográfico muy al gusto de la época. Así que llegaron a un acuerdo con Herreros y se puso en marcha el proyecto de la película, que dirigiría Eugenio Martí, explica Alfredo Fraile en sus memorias, alguien a quien agradezco su generosidad al supervisar este artículo antes de que viera la luz.

Para el papel de protagonista femenina se eligió a una actriz inglesa, Jean Harrington, quien daba vida a Luisa, la empleada del hotel que llevaba la centralita telefónica. En la historia Julio se pirra por ella, si bien en Madrid le esperaba su novia de toda la vida, cuyo personaje encarnó una ya entonces fascinante Charo López, quien desembarcó con sus amigos para sorprender al chico triste y solitario que intentaba recuperarse de sus dolencias en un hotel playero, fuera de temporada.

En marzo de 1970, apenas tres meses después de estrenarse la película, Julio Iglesias acudió al Festival de Eurovisión como representante español. Lo hizo con la canción ‘Gwendolyne’ y obtuvo una muy respetable cuarta posición en el que era, en esos años, un prestigioso certamen.

Como la realidad suele superar a la ficción, a partir del rodaje, Julio y Jean vivieron un romance que duró meses, con visitas continuas del cantante a Londres durante los fines de semana. Hasta que en el verano de 1970, Julio conoció en la Feria del Campo de Madrid a otra joven; una belleza filipina que le encandiló: Isabel Preysler. Formalizaron su relación y en 1971, a la vuelta de grabar un disco en la capital británica, ella le confesó que estaba embarazada, por lo que se casaron con las prisas lógicas del contratiempo. Lo que vino después, ya lo conocieron ustedes por las páginas de huecograbado de la revista ‘¡Hola!’.

A finales de este año se cumplirá medio siglo del estreno de ‘La vida sigue igual’, una película que no pasará a la historia del cine pero que nos referencia cómo era La Manga del Mar Menor en 1969, con sus interminables dunas de arena fina, su variedad de plantas autóctonas o con el imponente Monte Blanco, un paisaje tan alejado del desastre urbanístico que conllevó la desastrosa promoción posterior de una zona que, pudiendo ser paradisíaca, se quedó en un ‘quiero y no puedo’ en la oferta del panorama turístico español. Han transcurrido 50 años y es evidente que tampoco para Julio, ni para la encantadora Jean Harrington –de la que lamentablemente nunca más supimos–, ni para ninguno de nosotros, la vida sigue siendo igual. Era de esperar.

[‘La Verdad’ de Murcia. 10-9-2019]


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