Las empresas están catatónicas. En general se parecen a esos boxeadores muy castigados, que se sostienen de pie sobre la lona por dignidad, pero que al menor golpe, caen derrumbados. Son poco receptivas a escuchar nada.
El personal, está asustado. La caída del absentismo lo manifiesta claramente. Saben que en estos momentos, la única visibilidad aceptable es la positiva. Y un alto número de directivos en edades más que aprovechables, que debieran estar fijando el rumbo, tienen su preocupación en cuanto pueden recibir de indemnización, si eso les llega, o si pueden acogerse a alguna forma de pre-jubilación. Reducir plantilla requiere alguien que lo haga, pero claro, cuantos más reduces, más claro tienes que tu función final será apagar las luces y cerrar la puerta. Y ya no sales el ultimo, estamos trabajando con empresas de más de mil trabajadores que han eliminado el puesto de RR.HH directamente, descomponiendo sus funciones y asignándolas a otros departamentos, o sacándolas fuera.
Los sindicatos, frente a los cuales se precisa un profesional, son otra víctima más del señor de la zeja. Tienen muy limitadas sus reacciones posibles. Si aprovechan los recortes para sacar al país a la calle, pueden hacerlo, pero eso terminaría pasándoles una muy costosa factura. Si nos paralizan, pierden ¡lo que les importa a los alemanes nuestras calles cortadas y servicios cerrados! Y si no nos paralizan, se habrán quedado sin recursos. Al tener perdido el norte, su papel dentro de las empresas se ha minimizado. Antes eran garantía de empleo seguro. Hoy ya no.
Pagar nóminas, llevar la seguridad Social…para eso no se necesita un profesional de Recursos Humanos. O se externaliza, o son temas administrativos que se cubren con profesionales de coste medio o bajo sobradamente. Y las Áreas de Futuro, tipo Desarrollo, Formación, etc. Son eso “Áreas de Futuro”. Y el futuro, no existe, por tanto ellas, tampoco. Y como dicen ¿qué sentido tiene invertir en el talento, si mañana ese talento puede estar en la calle?
¿Qué futuro tiene el puesto de Recursos Humanos? La reforma laboral pendiente quizás pueda aclarar las cosas. Para bien (convenios negociados empresa a empresa, por ejemplo) o para “mal” de cara a la función, haciéndola menos necesaria. En cualquier caso, algo hay claro: la función debe reinventarse. Pero de hacia donde eso puede ser posible, ya me da para otro post.