Revista Cultura y Ocio
Qué manía la de utilizar los posesivos en cosas que ni nos van ni nos vienen. Es que no entiendo eso de hablar de 'nuestra' selección: ¿a alguno de ustedes le han llamado para ver a qué jugadores de la liga española de fútbol se llevaban a Sudáfrica? Total, para luego despotricar si el resultado es adverso o si el juego no es deslumbrante. Es sencillo: si no les gusta, postúlense como entrenadores de la roja y si no, cállense y déjennos vivir tranquilamente a los demás, paren ya de escupir sapos y culebras sobre las comeduras de cabeza particulares (que son las que realmente nos quitan el sueño).
Lo que sí es nuestro es este país en el que vivimos, sólo por el hecho de haber nacido en él. Un país en el que tiene privilegios, sí, privilegios, la mayoritaria confesión católica, a la que el Estado (es decir, t-o-d-a la población) financia con unos 6.000 millones de euros anuales. De esos 6.000 millones, la mitad se destinan a sostener los colegios religiosos concertados, pero también se paga con dinero público el sueldo de obispos y sacerdotes, a los profesores de catolicismo en la escuela pública, el salario de más de un millar de capellanes castrenses, hospitalarios y carcelarios, e incluso gran parte de la restauración o sostenimiento del ingente patrimonio histórico artístico de esa religión (la segunda propietaria inmobiliaria después del Estado).
¿No es hora de cambiar las cosas, racionalmente, de una puñetera vez?