UN CUARTO DE siglo cumple hoy el Consorcio Regional de Transportes (CRTM), creado en la época de Joaquín Leguina como presidente regional. Aunque todo es mejorable, agrupa con un notable éxito a Metro, Cercanías y autobuses urbanos e interurbanos. Y digo que con éxito porque ha conseguido el más difícil todavía: que las tres Administraciones se hayan entendido durante tantos años en beneficio de los ciudadanos, aparentemente ajenas a sus colores políticos. Y digo aparentemente porque durante todo este tiempo no han faltado tensiones de todo tipo, incluso en el seno del propio Partido Popular. Cabe recordar aquí la dura batalla por el control del Metro entre Aguirre y Gallardón que a punto estuvo de echar por tierra todo lo conseguido durante años. La cosa viene de lejos, ya que incluso en sus inicios, el Ayuntamiento de Madrid, gobernado por el PP, se resistió al invento temeroso de que el socialista Leguina quisiera hacerse con la gestión de la EMT.
Como nota al margen, diré que no acierto a entender cómo es posible que durante la presentación en Plaza de Castilla de la exposición conmemorativa del 25 aniversario, la representación estatal y municipal no fuera del mismo nivel que la de la Comunidad. Y no sólo eso, sino que si nos asomamos a la web del CRTM, da la impresión de que ni el Ministerio de Fomento (Renfe) ni el Ayuntamiento de Madrid participan en el Consorcio ya que todos los iconos y símbolos nos remiten a la multipresente Comunidad de Madrid. El gobierno de Aguirre, mal que le pese a Gallardón, manda mucho en el Consorcio de Transportes y, por si no hubiera quedado claro, así lo hace notar siempre que puede.
Pero vayamos a lo que le importa a la gente y aparquemos por un día los pulsos y batallitas entre la Comunidad y el Ayuntamiento. Si al nacimiento del CRTM le sumamos, como así ocurrió después, el concepto de Intercambiador y el Abono Transportes, que utiliza millón y medio de viajeros al día, nos resultará más fácil entender la enormidad de esta gran idea. La evolución del transporte en la Comunidad de Madrid ha sido meteórica y admirable en todos los sentidos. Hay muchas cosas, obviamente, que convendría mejorar, pero es indudable que, tal y como rezaba la publicidad de la época, “quien tiene un abono tiene un tesoro”. Un “tesoro” subvencionado con los impuestos de todos que convendría valorar, ampliar, mejorar y extender. Felicidades al Consorcio de Transportes en su 25 cumpleaños.