Utilizando un enfoque de inteligencia artificial capaz de decodificar la actividad cerebral durante el sueño, los científicos de la Universidad de Ginebra, en Suiza, pudieron vislumbrar lo que pensamos cuando estamos dormidos. Al combinar la resonancia magnética funcional y la electroencefalografía, encontraron evidencia sin precedentes de que el trabajo de clasificar las miles de piezas de información procesadas durante el día tiene lugar durante el sueño profundo.
De hecho, en este momento, el cerebro, que ya no recibe estímulos externos, puede evaluar todos estos recuerdos para retener solo los más útiles. Para ello, establece un diálogo interno entre sus diferentes regiones. Es más, asociar una recompensa con una información específica estimula al cerebro a memorizarla a largo plazo.
Estos resultados, publicados en la revista Nature Communications, abren por primera vez una ventana a la mente humana en el sueño. Durante el sueño profundo, el hipocampo, una estructura del lóbulo temporal que almacena rastros temporales de eventos recientes, envía a la corteza cerebral la información que ha almacenado durante el día. Se establece un diálogo que permite la consolidación de la memoria repitiendo los hechos del día y por tanto refuerza el vínculo entre neuronas.
Para llevar a cabo su experimento, los científicos realizaron a los voluntarios una resonancia magnética en las primeras horas de la noche y los hicieron jugar dos videojuegos, un juego de reconocimiento facial y un laberinto 3D desde el que se debe encontrar la salida. Se eligieron estos juegos porque activan regiones cerebrales muy diferentes y, por lo tanto, son más fáciles de distinguir en las imágenes de resonancia magnética. Además, los juegos se manipularon sin el conocimiento de los voluntarios para que solo se pudiera ganar uno de los dos juegos, de modo que el cerebro asociaría el juego ganado con una emoción positiva.
Luego, los voluntarios durmieron en la camara de resonancia magnética durante una o dos horas, la duración de un ciclo de sueño, y se registró nuevamente su actividad cerebral.
Al comparar las imágenes de resonancia magnética de las fases de vigilia y sueño, los científicos observaron que durante el sueño profundo, los patrones de activación del cerebro eran muy similares a los registrados durante la fase de juego. Y, muy claramente, el cerebro revivió el juego ganado y no el juego perdido al reactivar las regiones utilizadas durante la vigilia.
Dos días después, los voluntarios realizaron una prueba de memoria: reconociendo todas las caras del juego, por un lado, y encontrando el punto de partida del laberinto, por el otro. Aquí nuevamente, cuanto más se activaban las regiones del cerebro relacionadas con el juego durante el sueño, mejores eran los rendimientos de la memoria. Así, la memoria asociada a la recompensa es mayor cuando se reactiva espontáneamente durante el sueño . Con este trabajo, el equipo abre una nueva perspectiva en el estudio del cerebro dormido y el increíble trabajo que realiza cada noche.