El trabajo de un corrector de estilo (I)
Suena el teléfono en una oficina y la mano de un currante desliza el auricular hacia su oreja. Entonces, por regla general, o bien es un cliente, o bien es un proveedor. Si es el primero, probablemente te interrogue unos minutos sobre los servicios que realizas, ya que está interesado en contratar alguno de ellos. Hasta aquí, bien.
A veces, no hay cajones para tantísima documentación.
La situación se complica cuando el cliente es profano en el sector o servicio que pretende contratar. Para colmo, si tu trabajo no está tan bien considerado como merecería, lo tienes mal. A nosotros, por ejemplo, la figura del corrector de textos nos toca muy de cerca; figura que si ya de por sí pasa inadvertida, y todavía se enreda más cuando tienes la osadía de desglosarla en varios trabajos para los que, a menudo, el pluriempleo es casi de obligado cumplimiento: corrector de ortografía, tipografía o estilo es el trinomio más común. Si tienes el valor de transitar tan inabarcables sendas… Pasa, pasa, y empieza a sufrir intentando explicarle al cliente por qué es importante no solo corregir la ortografía, sino también depurar el estilo de un texto.
Cómo presentamos nuestros servicios a un cliente sin morir en el intento
Cuando nos hallamos en esta tesitura, suele ser una gran idea dividir los tres tipos o formas complementarias en las que puede debe corregirse cualquier texto:
- Corrección de la ortografía y la gramática
- Corrección del estilo y el contenido del documento
- Corrección tipográfica, que también se conoce como revisión de pruebas de galera
Esto a cualquier persona que no esté particularmente familiarizada le sonará a chino, por lo que es buena idea hacer una división más primaria (e inexacta) entre el cómo dices algo en un texto y qué estás diciendo en ese texto para presentar ambos servicios, es decir, los servicios de corrección ortotipográfica y gramatical y los de corrección de estilo. La tipografía, en cambio, atiende a la fuente, el tamaño de la letra y la presentación del texto.
Asimismo, muchos clientes primerizos pueden considerar que sus textos pueden obviar este proceso, debido a una buenísima calidad de redacción. En este caso, es bueno recordar(les) que expertos con una trayectoria profesional larguísima (periodistas, catedráticos, escritores, otros correctores…) suelen acompañar su trabajo de una corrección externa que, obviamente, delegan en personas de plena confianza.
Y es que más allá de la primera barrera ortográfica, se abre un mundo de coherencia del discurso y consistencia del mensaje que apoya aquel antiguo refrán que solía decir cuatro ojos ven más que dos.