El mal llamado “corte de digestión” es en realidad un síncope de hidrocución, que se produce en determinadas situaciones al entrar en contacto con el provocando una parálisis instantánea de la respiración y de la circulación sanguínea.
En la hidrocución se produce un mecanismo de laringoespasmo que provoca un cierre de la glotis e impide la ventilación.
Al estar expuestos al sol la piel se calienta y se dilatan las redes arteriales y venosas, que acumulan una gran cantidad de sangre. Al introducirse bruscamente en agua fría, se produce una constricción de los vasos sanguíneos de la piel y todo el volumen de sangre se dirige a la red circulatoria profunda, fundamentalmente del tubo digestivo, lo que motiva la hidrocución.
A pesar de que este fenómeno se relaciona con las zambullidas bruscas en el agua fría, también puede producirse en la ducha e incluso al tomar un baño caliente.
Algunos especialistas opinan que el síncope también puede producirse por un reflejo que detiene el corazón de modo súbito como una manifestación extrema del fenómeno denominado de ‘inmersión’, mediante el cual, una vez que introducimos la cabeza bajo el agua, disminuye la frecuencia cardíaca.
Para evitar una hidrocución se recomienda evitar bañarse después de las comidas, ya que durante la digestión la sangre fluye en mayor cantidad a los órganos del aparato digestivo y por ello se excluye de otros órganos no digestivos, con lo que puede favorecerse la aparición de hidrocución.
También evitar la entrada brusca al agua fría, bañarse durante la digestión (es conveniente esperar dos horas), las exposiciones muy prolongadas al sol antes del baño, la realización de esfuerzo físico intenso antes del baño, así como ingerir bebidas alcohólicas abundantemente antes de entrar al agua.
La mayor parte de estos episodios se producen en personas que han estado tomando el sol y, con la piel muy caliente, deciden darse un chapuzón en agua fría.
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