Uno de los problemas más comunes es el contenido de alimentos que mantenemos en el refrigerador y en la alacena, es por ello que se debe de empezar por modificar las compras. Puedes optar por sustituir ciertos alimentos por otros que tengan menos grasas y menos azúcares; por ejemplo, en lugar de consumir carnes rojas, sustituirlas por carnes blancas ya que éstas tienen menos cantidad de grasa que las rojas. Usar endulzantes naturales como el azúcar moreno y la miel de abeja en una forma moderada Desechar los jugos ya preparados y optar por hacerlos en casa con frutas frescas y sin azúcar, ya que estas ya contienen azúcar que proporcionan la energía necesaria.
El niño no se interesará si de alguna manera siente que lo estás ofendiendo porque le insinúas que tiene sobrepeso. No antepongas tus preocupaciones, escucha al niño: sus compañeros se ríen de él, no puede correr tan rápido como quisiera, le avergüenza el tipo de ropa que tiene que usar… Cuando el niño te mencione preocupaciones de este tipo, no le digas que está demasiado gordo, más bien pregúntale: “¿Quieres que hagamos algo juntos para solucionar este problema?”, si responde que no, simplemente dile: “Si en algún momento estás interesado dímelo”. Pero si el niño no cree estar listo para hacerlo será inútil presionarlo, las cosas no funcionarán. Entre tanto, controla la comida basura, las horas que pasa frente al televisor o a la computadora y trata de darle el ejemplo: consume comida saludable y ponte a hacer ejercicios. Estas medidas se deben aplicar a todos los miembros de la familia, así la atención no se concentra solamente en el niño con sobrepeso.