Narbona, ubicada en el sur de Francia, es una ciudad que cuenta con una rica herencia histórica mezclada con un particular encanto mediterráneo. Antigua capital de la provincia romana de la Galia Narbonense, este destino ofrece a los visitantes una experiencia llena de atractivos turísticos a nivel histórico, una fascinante cultura y un sinfín de paisajes impresionantes. Su proximidad al mar y su ambiente relajado hacen de Narbona un lugar perfecto para una escapada de fin de semana.
En este contexto, el hecho de aprender francés antes de viajar, con los profesores de plataformas como Superprof, permite disfrutar aún más de los lugares históricos de esta ciudad francesa. Por ello, en este artículo exploraremos varios lugares que no dejar de ver y actividades que no dejar de hacer en Narbona durante un fin de semana.
La catedral de San Justo y San Pastor
La catedral de San Justo y San Pastor es uno de los monumentos más icónicos de Narbona. Este impresionante edificio gótico, cuya construcción comenzó en 1272, destaca por su arquitectura y su historia. Aunque nunca se completó debido a restricciones económicas y problemas estructurales, la catedral sigue siendo un símbolo del esplendor de la ciudad.
El interior de la catedral es igualmente impresionante, con techos altos y vidrieras que filtran la luz, creando un ambiente solemne y encantador. El coro y el órgano son particularmente destacados, atrayendo a amantes de la arquitectura y la música sacra. También se puede subir a las torres para disfrutar de vistas panorámicas de la ciudad. Además, a pocos pasos de la catedral se encuentra el palacio eEpiscopal, que alberga el museo de arte e historia de Narbona.
El canal de la Robine
El canal de la Robine, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es uno de los lugares más encantadores de Narbona. Este canal conecta el río Aude con el Mediterráneo, atravesando el corazón de la ciudad, y, ofreciendo un lugar perfecto para pasear, montar en bicicleta o simplemente disfrutar del ambiente.
Los paseos por el canal están rodeados de árboles y puentes, lo que lo convierte en un lugar perfecto para relajarse. Además, hay opciones para explorar el canal en barco, una experiencia única que permite disfrutar de la ciudad desde una perspectiva diferente. Los cruceros fluviales ofrecen vistas de la ciudad y una oportunidad diferente para conocer más sobre la historia de Narbona. El canal también es un lugar popular gracias a los cafés y restaurantes que se encuentran a lo largo de sus orillas, permitiendo degustar vinos de Narbona y su afamada gastronomía local.
Les Halles de Narbonne
Les Halles de Narbonne es el mercado central de la ciudad y otra parada obligatoria para los amantes de la gastronomía. Este mercado cubierto, con más de un siglo de historia, es conocido por su ambiente y su increíble selección de productos locales, que incluyen una amplia variedad de quesos, vinos o mariscos frescos.
Un paseo por Les Halles es una experiencia sensorial, ya que los aromas de la comida recién preparada y los colores de las frutas y verduras crean un ambiente único. Por ello, es trata del lugar perfecto para degustar productos locales, como la famosa tapenade, ostras de la región o vinos de la cercana región de Corbières. Además de comprar productos frescos, también es posible disfrutar de una comida en alguno de los bares y restaurantes dentro del mercado.
El Horreum Romano
El Horreum Romano es una de las joyas históricas de Narbona. Este antiguo almacén subterráneo, que data del siglo I a.C., es uno de los pocos vestigios romanos que aún se conservan en la ciudad. Originalmente utilizado para almacenar alimentos y mercancías, el Horreum ahora funciona como un museo que permite a los visitantes adentrarse en la historia romana de Narbona.
El recorrido por los túneles subterráneos es fascinante, con exhibiciones que explican cómo funcionaba este sistema de almacenamiento en la antigüedad. Las inscripciones y restos arqueológicos encontrados en el Horreum brindan una visión perfecta de la vida cotidiana durante la época romana. De esta forma, este sitio no solo es interesante por su valor histórico, sino también por la atmósfera única que se respira en sus túneles de piedra.
Las abadías de Fontfroide y Lagrasse
A pocos kilómetros de Narbona se encuentran dos de las abadías más hermosas de la región: Fontfroide y Lagrasse. Estas joyas arquitectónicas son una visita obligada para quienes buscan un día de tranquilidad y belleza en un entorno histórico único. La abadía de Fontfroide, fundada en el siglo XI, es un ejemplo perfecto de arquitectura cisterciense. Esta abadía está rodeada de viñedos y naturaleza, ofreciendo un ambiente sereno para pasear por sus claustros, iglesia y jardines.
Por su parte, la abadía de Lagrasse, situada en uno de los «pueblos más bellos de Francia», combina historia y magia. Sus murallas, su iglesia y su museo permiten explorar la vida monástica medieval, mientras que el pueblo circundante ofrece calles llenas de boutiques y cafeterías donde relajarse tras la visita.
Otros lugares que visitar en Narbona
Además de sus atracciones más conocidas, esta encantadora ciudad ofrece otros lugares fascinantes que merecen ser explorados, tanto en su centro histórico como en las proximidades. A continuación, presentamos algunos de los rincones menos habituales pero igualmente atractivos de Narbona.
- Narbonne-Plage: A solo 15 kilómetros del centro de la ciudad, Narbonne Plage es el lugar increíble para disfrutar del sol y el mar Mediterráneo. Esta playa de arena se ha convertido en un destino costero perfecto para un día de relajación o actividades acuáticas como el windsurf y el paddleboard. Además, Narbonne Plage cuenta con un paseo marítimo lleno de restaurantes, heladerías y tiendas de souvenirs, donde disfrutar de una comida con vistas al mar
- Palacio de los Arzobispos: Este impresionante complejo arquitectónico, que alguna vez fue la residencia de los arzobispos, alberga hoy varios museos y galerías de arte. En su interior, se puede visitar el museo de arte y el museo arqueológico, donde se exhiben tesoros históricos y artísticos que narran la rica historia de Narbona. Además, la torre del Palacio ofrece vistas panorámicas de la ciudad.
- Jardín de la Révolution: Este tranquilo parque, situado en el centro de Narbona, es un lugar perfecto para relajarse después de explorar la ciudad. El jardín está rodeado de árboles y flores, contando con infinidad de bancos y fuentes que invitan a disfrutar de un paseo cómodo y fresco.
- Museo Lapidario: El museo lapidario, ubicado en una antigua iglesia gótica, alberga una de las mayores colecciones de inscripciones y esculturas romanas de Francia. Se trata de un lugar fascinante para los amantes de la historia y la arqueología.
- Domaine de l’Hospitalet: Este viñedo, cercano a la localidad de Narbona, combina la tradición vinícola con el turismo. Se pueden realizar catas de vinos, disfrutar de cenas gourmet y admirar los paisajes típicos del sur de Francia.
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