Cada vez son menos las personas que ignoran que vivimos en una nueva Era. Una nueva Era que está cambiando radicalmente la sociedad, y la forma de vivir de las personas en todo el mundo. También, claro está, en lo que respecta al mundo del trabajo. Hablamos con más detalle en nuestra entrada “Quién quiera un trabajo deberá inventarlo a su medida”
Pues bien, ¿por dónde podemos empezar a liderar nuestro futuro laboral? Y en este aspecto da igual que tengamos un trabajo, como que lo estemos buscando. Las reglas de juego están cambiando vertiginosamente. Si queremos encontrar uno, es recomendable adaptarnos a ellas. Y si ya tenemos un empleo, esas mismas reglas cambiantes, pueden sugerirnos crear un Plan B profesional. Sino es que decidimos, directamente, renunciar a nuestro trabajo para encontrar aquel que nos haga más felices. En mi opinión, es una ocasión excelente para encontrar un trabajo con sentido, que nos llene y que nos motive infinitamente. Se da la circunstancia que esa, precisamente, será una de las claves que nos permitirá liderar, con garantías, nuestro futuro profesional en esta nueva Era. Es la otra cara que nos trae el cambio.
Cada vez tenemos más oportunidades y herramientas para vivir de un trabajo que nos motive intrínsecamente. En que lo más importe no será el dinero ni el estatus, sino el realizar una actividad que dé sentido a nuestra existencia. Los científicos aseguran que es una de las formas que nos acerca a vivir una vida más feliz. Nunca antes hemos tenido tantas posibilidades de elección. Así pues, ¡aprovechémoslas!
Pero la pregunta era ¿por dónde empiezo? Ya os hablamos de cómo encontrar nuestros talentos Qué descubra mis talentos… Y eso, ¿cómo se hace? En esta entrada me gustaría presentaros el modelo de los tres círculos.
No quiero dejar de agradecer profundamente, a mi admirada Montse Marsal, fundadora de Connecting Brains y un referente en Innovación y Pensamiento Visual, por tanto conocimiento que siempre ha tenido a bien compartir desinteresadamente. Fue la primera persona que me hizo ver este concepto. Sugiero al lector que piense en cada una de las tres esferas amarillas:
- ¿En qué soy bueno?
- ¿Qué es lo que me gusta profundamente?
- ¿Por qué tipo de trabajo el mercado está dispuesto a pagarme?
En la confluencia de estas tres esferas, se encuentra una de las claves para el éxito.
Analicemos brevemente cada una:
¿En qué soy bueno? Esta pregunta nos habla de habilidades. Habilidades que pueden ser naturales o aprendidas. Las primeras son innatas, siempre las hemos tenido. Las segundas pueden ser fruto de un aprendizaje, como por ejemplo, las aprendidas ejerciendo una profesión.
¿Qué es lo que me gusta? Esta pregunta nos habla de preferencias, de aficiones, de aquello que sabemos que amamos. Aquello con lo que fluimos, perdiendo la noción del tiempo mientras lo realizamos. Nunca tenemos bastante. Se basa en un fuerte componente emocional. Podría darse el caso que nos atraiga mucho alguna actividad (pintar, deporte, enseñar, ayudar,…) aunque nunca lo hayamos practicado especialmente. Pero se puede aprender o mejorar en su ejecución, además de tener un conocimiento teórico de todo aquello que lo rodea. Lo que tenemos claro es que nos gusta.
¿Por qué trabajo alguien estaría dispuesto a pagarme? Esta es la pregunta tal vez más racional. La más material. Desengañémonos. La sociedad cambia, pero hoy por hoy, nos sigue haciendo falta una mínima cantidad de dinero para sobrevivir. Pues tengámoslo en cuenta.
Si logramos encontrar aquello que nos sitúa en la intersección de estos tres ámbitos, estaremos en el camino ideal para conseguir un trabajo que nos hará soñar, que nos será fácil y motivante, a la vez que sostenible y viable.
Pero, ¿qué pasa si no tenemos en cuenta alguna de estas esferas? Ni tan siquiera contemplaremos que sólo tengamos en cuenta una. Qué pasaría si solamente tenemos en cuenta dos:
- Aquello en lo que somos buenos y lo que nos da dinero: Podemos llegar a ganar mucho dinero, pero seguramente con una existencia aburrida. Incluso llevar una vida sin sentido, si no es que lo encontramos en otra actividad.
- Aquello en lo que somos buenos y nos gusta: Nos hemos olvidado el ganar algo de dinero. Disfrutaremos, pero ¿de qué comemos?
- Aquello que nos gusta y nos da dinero: Pero resulta que no somos buenos, o ni tan siquiera sabemos cómo ejecutar aquello que nos gusta… ¡estaremos simplemente soñando! No está mal soñar, pero seamos más positivos que optimistas: tomemos consciencia y realicemos un plan de acción para conseguir esas habilidades, si es que llegan a ser factibles. Por ejemplo, si tengo una avanzada edad, me encanta el piano, pero en mi vida he estudiado ni música ni tocado instrumento alguno, ¿podré llegar a ser un gran concertista? Tal vez busque algo relacionado con el piano, pero al alcance de mis posibilidades, teniendo presente la infinita capacidad humana de evolucionar y aprender, independientemente de nuestra edad.
Realmente hay personas, esas que llamamos “con vocación”, que este proceso lo habrán realizado de una forma más o menos natural. Por lo que parece, a una gran mayoría, nos ha faltado, o aún les falta, un pequeño trecho.
¿Cuál es tu caso? Desde luego nunca es tarde para empezar a liderar nuestra vida. ¡Buen viaje!